1. El niñero: en la cabaña


    Fecha: 23/11/2017, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... medida que se acercaban, mi vista solo se concentró en James. Él venía caminando con esa seguridad y personalidad que solo él tenía. Su pene se contoneaba de un lado hacia el otro, chocando en sus preciosos testículos lampiños. Su piel era de un rico blanco lechoso (que a la luz de la luna y por la humedad del agua, brillaba con un tono perlado), sin ninguna imperfección y que comenzaba a ser surcada por los músculos. Su glande estaba cubierto por un delicado prepucio que, al igual que su escroto, tenían una leve tonalidad cobriza. Los cincos hicieron un círculo alrededor de la fogata, y entre risas y saltos, esperaron a secarse antes de ponerse la ropa. Una erección potente se formó entre mis piernas cuando tuve vista de sus delicadas y puras nalgas. La de James era muy redonda y levantada, y provocaba unas feroces ganas de azotarla. Crucé mis piernas para no delatar mi erección y disimulé mi rostro que de seguro ardía en calentura hormonal. El sexi pelirrojo se colocó a mi costado y comenzó a vestirse. Cuando se inclinó, involuntariamente, mis ojos se clavaron en la hendidura de sus nalgas y, perdido en esa deliciosa visión, la mirada de James me descubrió. Un millón de ideas se cruzaron por mi mente. Acaba de cometer una imprudencia, y el rostro de James mostraba la incomodidad. Pero para mi sorpresa, guardó silencio y se terminó de vestir con un confuso gesto. “Quizás no se dio cuenta” pensé. “ Es imposible. Fui muy obvio” La erección se bajó y caminé hacia la cabaña en ...
    ... completo silencio. No me atreví a mirarlo a la cara y no le dirigí palabra alguna. Esa noche me dormí con un nudo en mi pecho y con el miedo de que James dijera algo. Durante el transcurso de los días todo estuvo bien, aunque las miradas de incomodidad entre James y yo, se mantenían. A pesar de haber sido descubierto, no podía dejar de verlo nadar o caminar cuando no me observaba. Su cuerpo y su desplante me excitaban de sobremanera, y todo mi cuerpo lo llamaba a gritos. -¡Benjamín!-escuché a lo lejos. - ¡Benjamín! -¡¿Qué?!- grité -¡Ven a jugar con nosotros!-gritó Agustín. - ¡Nos falta uno para completar el equipo! -¡Nah!-respondí. - -¡Por favor! ¡No seas malito! -¡Está bien! Me levanté de mi comodidad y me quité la ropa hasta quedar solo con mi short. El juego era voleibol acuático. Pablo, Agustín y Eduardo, contra Erick, Yo y… James. Noté la incomodidad en el gesto de James, pero decidí ignorarlo. El juego estuvo muy divertido, y por un momento olvidamos todo lo pasado. James me hablaba y nos dábamos instrucciones como si nada hubiese pasado. Al cabo de un rato, nos encontrábamos luchando en el agua. James subió a mis hombros, mientras que Agustín subía a los de Eduardo. El juego consistía en derribar al oponente, mucho contacto corporal y muchos gritos. Dejé de concentrarme en el juego cuando me di cuenta que el paquete de James era frotado en mi cuello. Mis manos tomaron autonomía y se aferraron a sus muslos. Subieron lentamente hasta terminar posándose en sus nalgas por ...
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