1. El niñero: en la cabaña


    Fecha: 23/11/2017, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... inmensa felicidad que tenía cuando me reuní con el resto de los chicos en el comedor. Entre James y yo, había una delicada complicidad solamente advertida por nosotros. La cena tuvo un sabor mucho más delicioso de lo normal y, luego de comer, nos sentamos frente al televisor para ver una película de terror. Se veía en la cara de James, las ansias de que todos se quedaran dormidos para por fin estar en privado. Pero eso no lo logramos hasta que fueron casi las 1 de la madrugada. Por suerte ese día nos habíamos despertado temprano, y los chicos se cansaron antes, de lo contrario hubiésemos estado esperando hasta las 3 de la mañana. -Nunca antes había esperado algo con tantas ganas. - dijo cuando entramos a mi cuarto entre besos y caricias. - -Llevo duro todo el día. - le dije, y llevé su mano hasta mi entrepierna. Le dio un leve apretón y se saboreó lo labios. -Pues estamos iguales. - llevó mi mano hasta su pene y descubrí que estaba bien duro. Mientras mi mano masajeaba su paquete, me fui directo a comer su cuello. Disfruté de sus gemidos a la altura de mis oídos. Lo lancé a la cama, y me monté sobre él. Pasé sus manos sobre su cabeza, y lo inmovilicé ahí. Comí su boca y su cuello, y sus gemidos sólo me impulsaban a seguir. Lo miré a los ojos… esos ojos verde oscuro que me mataban, y sólo vi lujuria y pasión. Al cavo de unos segundos, sus mejillas ardían e imitaban el color de su cabello. -¿Puedo seguir? –pregunté mientras procedía morder sus lindos labios. Su boca no ...
    ... respondía, pero un movimiento de cabeza me impulsó a seguir. Bajé y tomé la única prenda que cubría su abdomen. Sin dejar de mirarlo, se la fui subiendo hasta que se la saqué por completo. Me deleité con ese blanco y lampiño abdomen, y me fui directo a comer sus sexis pezones. Sus manos se fueron a mi nuca impidiendo que me retirara del lugar. Cumplí con lo que deseaba, y accedía probar todo su pecho y abdomen. Con mi lengua recorrí sus abdominales, y jugué en su ombligo escuchando cómo su respiración se entrecortaba. Bajé unos centímetros más, desaté su short y comencé a bajarlo. Una potente erección me esperaba. Andaba sin ropa interior. Niño travieso. Solo un pequeño arbusto decoraba la base de ese delicioso pene. Su piel era ligeramente más oscura que la de su cuerpo, y tenía un glande de un delicado color rosa. Sus testículos colgaban con timidez ante mis ojos, y procedí a soplarlos de cerca. Me divertí viendo cómo se contraían. Vi el deseo en su mirada, pero estaba decidido a hacerlo esperar. Jugué con sus pies, y sonreí cuando vi su cara en el momento que lamí y chupe sus dedos. Me percaté que su pene palpitaba endemoniado, y vi que una gota de pre-semen comenzaba a humedecer ese precioso glande. Me acerqué tentadoramente, retiré con lentitud su prepucio, y rocé con mi dedo índice su glande. Su humedad quedó adherida en mi dedo, y con gusto la probé. Comida de dioses. Volví a frotar mi dedo contra su glande, y noté cuando se estremeció. Decidí que era suficiente tortura, y me ...
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