Ayudando a Mamá (2)
Fecha: 29/11/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos
... hablábamos nuestras tetas quedaron apretadas en el medio, ella las tiene tan grandes como yo. Para colmo veía su carita apenada tan de cerca que me partía el alma. Comencé a acariciarle la espada mientras la animaba hasta que llegué a su cola. La tiene bien grande y suave. Le acaricié la cola despacito y fui bajando hasta que conseguí meter la mano debajo de la pollera. Sin mucha prisa busqué su zona íntima con los dedos, a todo esto intentaba mantenerla distraída, hablándole de las cosas buenas de la vida. Toqué su conchita y estaba más húmeda que antes. Comencé a acariciársela con la yema de los dedos, muy suavemente. Noté que su respiración se volvió entrecortada, pero no se quejaba. “Vos tenés que coger mucho Beti, y si querés probar algo nuevo, hacelo sin remordimientos” le tiré el palazo en el mismo momento que introducía un dedo en su agujerito. Estaba muy lubricada por dentro. Me miró asombrada y sentí su mano tocando tímidamente mi clítoris. Allí sentado en el sillón con la pierna de mi madre tan cerca de mi pene comencé a tentarme. Cuando no soporté más, le acaricié la cara interna del muslo subiendo lentamente, pero esto fue un error. Ella no me dijo nada pero de inmediato bajó su pierna y se acomodó apoyando su espala contra mi brazo izquierdo, ahora tenía las piernas en el apoyabrazos del sillón y bastante fuera del alcance de mi mano, que estaba prisionera entre mi cuerpo y el suyo. - ¿Y qué pasó después? – le pregunté con tono de disculpa. - Yo creí que ...
... Beti ya había captado la indirecta – dijo mi madre mientras volvía a masturbarse, podía sentir sus pulmones trabajando rápido – pero me tocó por un segundo y sacó la mano diciéndome: “¿Querés que te preste algo de ropa así podés volver a tu casa?” No tuve más remedio que soltarla y sonreírle. “Dale, gracias Beti, me salvaste” lo cierto es que yo tenía unas ganas tremendas. Fuimos hasta su cuarto y nos paramos cerca de la cama. Ella buscó una pollera – señalo la que tenía puesta – y me dijo que no quedaría bien con mi remera roja, por eso buscó la blusa blanca – esta vez señaló hacia su pecho – estuve a punto de desvestirme pero en ese momento se me acercó y tomó mi remera por debajo, enseguida levanté los brazos sobre la cabeza. Comenzó a quitármela lentamente, estaba muy cerca de mí. Cuando mis tetas quedaron a la vista se quedó embobada con mis pezones, sentí que los acariciaba disimuladamente mientras seguía levantándome la ropa. Cuando la remera pasó por mi cabeza vi que su cara estaba casi pegada a la mía, pero miraba hacia mi pecho. Con suavidad rocé su mejilla con mis labios, ella no se apartó, sino que sacó del todo la remera. En cuanto tuve los brazos libres le acaricié el pelo, ella volteó su rostro hacia mí con los ojos cerrados y nuestros labios se rozaron por un segundo. Con la otra mano le acaricié la mejilla. Sabía que la estaba poniendo cachonda. Igual que ella a mí. Tiró la remera sobre la cama y estuve a punto de besarla, faltó muy poco, pero ella se agachó, ...