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LOS MUCHACHOS DE MI BARRIO 2
Fecha: 06/07/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Alejandrogusta, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... barrio y quedé solo y aburrido. Me acordé de la laguna y hacia allí me fui. En la laguna no había nadie así es que bordeándola pasé y seguí camino a la casa del gringo. Bajo la galería de la casona estaba sentado el gringo Rafael. Cuando me vio se sonrió. Miró para ver que no hubiese nadie más cerca y me hizo señas para que entrara a la casa. -¿Viniste solo, nene?. -Sí… -¿Venis por esto? – dijo tocándose el paquete. Yo asentí. De inmediato se quitó el pantalón y el calzoncillo – Vení. Vamos al dormitorio. Mientras caminaba delante se quitó la camisa y entonces pude apreciar su cuerpo desde atrás. Espalda ancha, cola pequeña y piernas gruesas, muy peludo todo. En el dormitorio, se tendió en la cama. Me dijo que me desnudara y subiera a la cama. Separó sus piernas y yo me ubiqué entre ellas y me apropié de sus genitales. Los acaricié, besé, lamí, chupe todo lo que pude hasta que el miembro se endureció creciendo largo y ancho. -¿Te gusta, nene?. -Sí… -¿Lo queres en el potito?. -Bueno… -Sentate arriba mío y ponete la cabecita en el upite y dejalo que entre despacito. Me abri de piernas de espaldas a él y sobre su cuerpo. Cuando me senté me pinceló el culito con el flujo lubricante que le brotaba del pene, Puso sus manos en mis caderas y me acercaba a su cuerpo. La cabezota entró de golpe, completa y me provocó un dolor tan agudo y fuerte que me hizo caer de bruces hacia sus pies. Él me sostuvo evitando que el miembro se saliese. El gringo se sentó en ...
... la cama y me levantó de mis brazos dejándome después tendido sobre su panza peluda. Poco a poco el dolor remitió y comenzó un meneo suave sin sacar el pene y sin querer meter más. -¿Qué pasó, nene? Ya me olvido tu culito… -Me dolió un montón… -¿No queres mi pitito? ¿Queres que te la saque? Tenés adentro solo la cabecita, bicho… Negué con mi cabeza. El gringo se volvió de costado y quedamos en cucharita. Me acariciaba todo. Un rato después tomó mi pierna desde el tobillo y me hizo recogerla, montándola sobre su pierna. Asi, en esa posición inició el meneo delicioso que me dilató y permitió que de a poco el miembro entrara hasta sus dos terceras partes. -Mete tu mano por delante y tocate el potito y mi pichulita – No vi como estaba pero me impresionó sentir que casi había entrado todo ese enorme tripón del gringo – Tratá de tocarme los huevos con la manito – Al querer hacerlo como que yo mismo hice presión y pujé haciendo que todo el miembro entrara en mi. Sentí los pelos pegados a mis nalgas. Entonces el gringo se montó sobre mi y comenzó a cabalgarme de una manera que me obligaba a morder la sabana. Cada empujon en mis entrañas me dejaba sin aire. No se detuvo hasta vaciarse en mi recto. Nunca voy a olvidar el latido violento del miembro mientras eyaculaba. Tras la última contracción volvió a ponernos de cucharita. -¿Te gustó? -Sí… -Todavia tengo la chota dura pero no quiero lastimar al único culito que se aguanta todo mi pedacito. Mañana venite a la siesta ...