Cachorros calientes - Relatos Eróticos

Cachorros calientes

... "Ah?... crees ?... eso es mi secreto... las chicas hablan entre sí... y luego otras vienen a la playa para comprobar si es verdad... jajaja..."
- "Tú también la tienes del mismo tamaño ?", pregunté al otro muchacho. Él, sin la más mínima vacilación bajó su bermuda y me presentó su polla, recta como una espada, y que saltó como un resorte.
- "Es increible como ustedes, hombres, están bien dotados !... Por Dios, se hacen pajas a menudo ???"
- "Exacto ! todos los días... jajaja... e incluso varias veces en ciertos días !"
- "Yo empecé a masturbarme a los 10 años... y ahora me mide 18 cms... Soy yo que tengo la más grande del grupo !... jajaja..."
- "Muestramela también un poco...  sácala... quiero ver esta maravilla !"
El muchacho bajó su traje y sacó su polla erecta : un miembro enorme de color oscuro con un par de bolas impresionantes.
- "Ahora entiendo por qué sus amigas les persiguen !... qué herramientas impresionantes !..."
- "A tú también te gusta mamar vergas ?..."
- "Verdad ? chupas ?...anda, por favor... un día, un tipo nos la mamó a todos, aquí en esta misma playa... nos hice una mamada de pelícila ! que locura !... el puto mamaba muy rico !"
- "Y mejor que las chicas !... en serio !... además se tragó todo... sí, toda la leche !..."
Los dos muchachitos agarraban su verga con una mano y la agitaban ante mi nariz para hacer crecer mi tentación. Sin responderles, apreté con las dos manos sus miembros duros y comencé a acariciarlos. Los dos chicos se ...

... tendieron de espaldas para disfrutar mejor de mis caricias. Pasé mis manos por todas partes. Sus vergas, sus pelotas, debajo... sentía bajo mis dedos los dos sexos vibrar de placer.

Se habían afeitado los pelos, lo cual me gusta, porque no sólo hace resaltar los huevos y los mastiles, sino es más agradable para comerselos...  Ambos muchachitos ahora estaban empalmados como caballos. Era el chico del boxer él que tenía la polla más grande, no mucho más, pero claramente más gruesa. Su prepucio deslizaba facilmente revelando una bellota púrpura, con piel muy lisa, me la comí con lamidas golosas. El otro niño tenía también una verga de buen tamaño, larga pero más delgada. No dejaba bajar totalmente su prepucio. Sólo una parte de su bellota, rosadita, aparecía, y me tocaba lamerla con la punta de la lengua. Las pieles de los dos muchachitos sabían a sal que acababa de secarse. Un fuerte olor a macho emanaba de los dos espléndidos aparatos sexuales, para mi mayor felicidad !

Un chico empezó a gemir, luego el otro. Lo que más les gustó fue cuando pasé mi lengua por encima de su perineo. Ambos levantaron las piernas para que fuera más facil par mí llegar allí. Siempre me encanta comer esta parte íntima de los varones... A veces, empujo mi exploración más allá, hasta el ano, lamiendo el huequito, incluso insertando dentro mi lengua. Hasta a los chicos, que no aceptan ser cogidos por el culo, les gusta por lo general esta intrusión en un lugar tan protegido...  Mientras chupaba las bolas ...