La mujer del disidente (01) El arresto
Fecha: 06/12/2017,
Categorías:
Voyerismo
No Consentido
Autor: Senatore33, Fuente: CuentoRelatos
... hizo amago de facilitarle la tarea, si no que con las manos bajo el pupitre, mantenía la vista fija en cómo le colgaban los pechos cuando ella se estiraba para intentar llegar al vestido. De repente, cuando ya casi lo había alcanzado, el chico sentado en el asiento de delante se volvió de golpe, agarró el vestido, hizo una bola con él y lo lanzó de nuevo más atrás aún, pero a las mesas del otro lado del pasillo. Gran parte de los alumnos estallaron en una carcajada. De nuevo Amalia tuvo que salir del entresijo de sillas y mesas en el que se había metido, volver al pasillo, retroceder dos filas y volver a repetir las maniobras de nuevo entre los otros alumnos. Cuando iba avanzando vio como un alumno volvió a coger el vestido, y de nuevo, en vez de dárselo lo volvió a lanzar hacia la otra parte de la clase. Las risotadas siguieron, y Amalia decepcionada vio como sus alumnos habían entrado en el juego del inspector. Mientras, los profesores al fondo, observaban con desapruebo la situación, pero no profirieron palabra alguna por temor a desagradar a los policías, quienes desde la tarima no perdían detalle del espectáculo, moviendo sus cuellos de un lado al otro para poder obtener la mejor perspectiva de la profesora en ropa interior. Amalia estaba a punto de romper a llorar, la situación la sobrepasaba por completo. Por fin el vestido cayó en un lateral de la clase, bajo una cajonera, y parecía que ningún alumno se disponía a recogerlo para seguir con la broma, con lo que ...
... Amalia volvió a avanzar entre dos filas de pupitres y al llegar a uno vacío, solo se interponía entre ella y su vestido un chico gordo, que mirándola con lascivia tampoco hacía amago de moverse, con lo que Amalia tuvo que colocar la silla vacía bajo el pupitre y se tuvo que arrodillar incómodamente en el reducido espacio que le quedaba, para alargar su brazo bajo la mesa del gordo y agarrar por fin el vestido. Amalia salió de nuevo al pasillo central, y con apremio se colocó allí mismo el vestido, sin esperar a llegar a la tarima. Uno de los policías avanzó hacia ella, la agarró con fuerza por el brazo y la dirigió de nuevo hacia la parte de delante, situándola frente al inspector. -Bueno, parece que por fin nos podemos ir -le espetó con sorna- ya no tienes encima nada que no sea tuyo, ¿verdad? Amalia solo negó con la cabeza. -Pues esposadla y nos vamos -ordenó el inspector dirigiéndose hacia la puerta. Amalia sabía que las esposas no eran necesarias, pero tras toda la humillación que había recibido no se atrevió a protestar, no siendo que empeorara las cosas. -Un momento, agentes -interrumpió Kike, el chico que había ido a buscar el vestido a la taquilla. -¿Qué ocurre, chaval? -le preguntó el inspector. -Ocurre que si bien es cierto que Amalia ya no lleva nada encima que no sea suyo, el otro día yo le presté un bolígrafo, pero no me lo devolvió -comentó el chico, con parsimoniosa chulería. Amalia, no se lo podía creer, algunos de esos chicos se habían venido arriba con la ...