La mujer del disidente (01) El arresto
Fecha: 06/12/2017,
Categorías:
Voyerismo
No Consentido
Autor: Senatore33, Fuente: CuentoRelatos
... Amalia ya no llevaba prendas de la mano con las que poder disimular sus formas. Los alumnos, por contra, ahora podían observar desde atrás como su profesora avanzaba torpemente en ropa interior y zapato alto, apremiada por la prisa de llegar a la tarima y volver a vestirse. En cada zancada que lanzaba se balanceaban sus caderas y mostraban sus nalgas con las braguitas medio metidas en su culo. Amalia había estado tomando el sol durante el verano, pero jamás hacía topless, y los bikinis que había llevado cubrían más que la ropa interior que ahora llevaba, con lo que podían observarse las marcas blanquecinas de aquellas zonas en las que no había recibido los rayos de sol. Era particularmente notable en sus nalgas, en las que sus braguitas brasileñas permitían ver perfectamente como parte de ellas habían estado cubiertas durante los días de playa, pero ahora eran visibles a las miradas de todos ellos. De nuevo Amalia subió a la tarima y firme esperó a que el inspector, de una vez, le entregara su vestido. -¿No te lo has depilado últimamente, verdad? -le preguntó en alto el inspector, mientras se incorporaba de la silla que ahora ocupaba, y con la mirada fija en su bajo vientre. Las mejillas de Amalia se sonrojaron al verse observada tan meticulosamente en sus zonas íntimas, y se dio cuenta de que si bien solía recortar su vello púbico -nunca se lo depilaba del todo- ya hacía varios días desde la última vez que se pasó la cuchilla, con lo que a pesar de que el grueso de su ...
... vello púbico quedaba oculto bajo la tela de sus bragas, al ser de encaje si que se podía atisbar que iba sin depilar. Y el inspector se había fijado en que habían ido creciendo los pelillos que quedaban alrededor de sus bragas, los que normalmente si se depilaba, pero a los que bien era cierto que recientemente no había prestado atención. Ante tal comentario Amalia no tenía respuesta alguna, más que sentirse cada vez más humillada, taparse con sus manos su bajo vientre, y bajar la cabeza acongojada y a la espera de que ese hombre se decidiera a darle su vestido. -Aquí tienes tú vestido -dijo por fin, pero en vez de entregárselo en mano, lo lanzó entre los pupitres de los alumnos.- Venga, vamos, ve a por él. Amalia de nuevo se volvió hacia la clase y avanzó en dirección a donde había caído el vestido, sobre el pupitre de uno de sus alumnos. Amalia tuvo que avanzar por el pasillo central hasta aproximadamente la mitad del aula, y entonces tuvo que irse metiendo entre los pupitres para intentar llegar a su vestido. Algunos de sus alumnos movieron sus sillas para facilitarle el paso, pero no todos lo hicieron, y con los sitios ocupados, el espacio para pasar era realmente angosto. Amalia tenía que pasar de puntillas entre las mesas, y no le quedaba más remedio que rozar a parte de su alumnado a su paso, bien con sus muslos desnudos, o bien con sus nalgas. Realmente le estaba costando trabajo avanzar entre las sillas y mesas de sus alumnos, y el alumno sobre el que cayó el vestido no ...