Ecuador, relato gay con un maduro
Fecha: 07/10/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Oswaldo, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... usted le ha pasado?
Fausto: ¿Qué cosa?
Yo: Que se tenga que agarrar lo que encuentre jajaj
Fausto: Sabe que no, pero en este momento creo que me esta pasando (Fausto sonríe y me mira)
En ese momento Fausto se acomoda la entrepierna y yo miro de reojo. Y a esas alturas estaba muy caliente.
Llegamos y Fausto detiene el taxi en el prostíbulo, yo empiezo a sacar dinero para cancelarle, en eso me dice:
Fausto: ¿De verdad desea quedarse aquí, o podemos ir a otro lugar a conocernos mejor?
Yo me asombré y le dije:
Yo: Prefiero ir con usted y conocernos mejor.
Fausto sonrió, dio la vuelta y salimos de ese lugar. A los pocos metros detuvo el taxi en un lugar un poco solitario, se quitó el cinturón de seguridad y se abalanzó hacia a mi, a besarme. Fue un beso delicioso, nadie decía nada, solamente nos quedamos besando y gimiendo, nos besábamos como locos. Fausto empezó a rugir como toro mientras me besaba.
Nos detuvimos por un momento y encendió el taxi nuevamente, y me dijo:
Fausto: Que rico, es primera vez que beso a un hombre y me tienes sumamente arrecho. Vamos a un lugar que creo no hay gente en este momento.
Yo: Si, vamos. Me gustaría que me haga todo lo que usted quiera
Fausto: Uy, lo vamos a disfrutar
Mientras íbamos rumbo a un lugar que se llama la “pampa”, en el camino nos íbamos besando y diciendo cosas ricas.
Cuando llegamos al lugar, en efecto no había nadie, es un lugar tipo mirador, donde a esas horas de la noche no había nadie, y la única forma de ...
... ubicarse en el sitio era encendiendo las luces del carro. Fausto se bajó de forma inmediata y me abrió la puerta, dejó las puertas del vehículo abierto, me tomó de la cintura y me arrinconó en al capot del vehículo, me empezó a besar, parecía un toro. Rápidamente me despojé de la camiseta y le saqué la camisa que él llevaba. ¡Uff que hermoso oso!, era espectacular, velludo, panzoncito, y todo un macho.
Fausto me comía la boca, el cuello, las tetillas, realmente era un animal, incluso temía que yo podía eyacular sin siquiera tocarme, e intentaba bajar las revoluciones para que no suceda eso.
Yo gemía de placer, estaba sobre el capot de su carro y encima lo tenía a ese macho que quería poseerme de forma brutal.
Con dificultad empecé a desabrochar la correa y logré bajar su pantalón, mi mano fue directamente a buscar su bulto. Cuando lo toqué, me quedé helado, era enorme, grueso, suspiré porque era un bulto de soñar, inmediatamente hice el esfuerzo para recorrerme hasta su bulto, yo lo cogía con dos manos, era increíble, era uno de los penes mas hermosos que había visto, empecé a olerlo, cerraba los ojos y me encantaba acariciarlo con mis mejillas.
Fausto me veía y gemía.
Yo empecé a mamarlo, no entraba en mi boca, pero Fausto era un hombre que sabía como tratar a su pareja, siempre fue delicado, incluso desde ese momento me empezó a tratar como mujer, como nena, como princesa, Nunca nadie me había tratado asi, y me gustó.
Fausto: Ay mijita, te voy a hacer mia, vas a ser mi ...