Una deliciosa despedida
Fecha: 08/12/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: PaulinatvCDMX, Fuente: CuentoRelatos
... quería era descansar mi agujerito por el duro castigo inicial que representaba comerme esa gorda vergota, poco a poco mi culo se fue acostumbrando al enorme visitante, fue entonces que comencé a moverme despacio en redondo primero y luego de arriba hacia abajo, haciendo que su gordo mástil entrara y saliera hasta la mitad. Ya no sentía dolor, era un total placer indescriptible y mis sentidos eran en ese momento dominados por el placer de la cogida épica que estaba comenzando. Subía y bajaba por su resbaladizo tronco disfrutando con mi culo cada vez que este penetraba, sin embargo apenas tenía poco más de la mitad adentro de mi, cada tanto acariciaba sus hermosos y gigantes huevos. Sin cambiar mi posición, y haciendo muestra de su gran vitalidad y fuerza que tenía me tomó fuertemente por la cintura y levantó mi peso junto con el de él, quedando arrodillado sobre la cama con su vergotota metida dentro mío, que debido al movimiento que el realizó entró un tanto más. En ese momento tuve mi primer orgasmo de la noche, el mantenía mis muslos por encima de sus fuertes antebrazos, y lo que evitaba que me fuera de espalda era que estaba colgada de su cuello, sin embargo ni loca me soltaría en ese momento pues el placer que me obsequiaba está posición es en verdad indescriptible, yo no podía moverme, el ritmo de la penetración era propinado totalmente por este increíble macho semental que a sus 52 años me cogía mucho más rico que cualquier chavito de mi edad, en el momento en que él ...
... lo decidió, y aun sin sacarme su vergota me recostó sobre la cama boca arriba, con mis femeninas piernas aún enfundadas en mis medias logré envolver su cintura y obviamente su anaconda entro aún más en mí. Esta posición le permitió meter lo que faltaba de su virilidad en mi y ahora sí comenzó a bombearme a voluntad. Su vergotota entraba y salía de mi sin encontrar resistencia alguna, luego tomó mis pies, los beso por encima de mis medias y los coloco firmemente sobre sus fuertes hombros y retomo nuevamente la colosal cogida que estaba dándome, en esta nueva posición que vulgarmente conocemos como “patitas al hombro” podía sentir la inmensidad de su grandísima verga en lo más profundo de mi ser, sus penetraciones se hicieron mucho más profundas y rápidas, pues dada la posición en la que estábamos podía hacerme a su voluntad lo que quisiera, pues tenía sobre mi los casi 110 kilos de peso de Fernando además de su casi 1.95 de estatura y por si fuera poco sus fuertes y grandes manos aprisionaban mi cuello, así que yo en ese momento no era dueña de mi voluntad, solo podía gemir como la puta que a él le gustaba que fuera, y disfrutar de una rica mezcla de un poco de dolor y un placer infinito que se acentuaba con cada envestida de mi macho, además de gozar de esa vergotota entrando y saliendo en mi lubricado culo, sentir sus huevotes golpeando mis redondas y femeninas nalgas cada vez que me penetraba a fondo. No, no podía ni quería nada más que gritar del placer que me estaba dando ...