1. Dulce y amarga amistad (01)


    Fecha: 14/12/2017, Categorías: Gays Bisexuales Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... cinturón de seguridad que lo aprisionaba se giró y abrazó mi cintura. Se agitaban sus anchos y formados hombros al sollozar angustiado y comencé a pasar mi mano por su cabeza, las lágrimas traspasaban la tela de mi pantalón y las sentía como una liberación de su alma herida. Estuvimos un rato hasta que dejó de llorar y se incorporó, me miraba avergonzado y restregándose los ojos para apartar las últimas lágrimas llevándose la humedad, tenía los ojos rojos. Busqué una bolsa de pañuelos en la guantera y la abrí para que cogiera a su gusto. Solté su cinturón y el mío mientras él se limpiaba y se sonaba la nariz. -¡Perdóname Jesús! ¡Joder! Parezco una mujercita. Me giré hacía él montando mi pierna en el asiento y le cogió por los hombros. -Ven aquí, ¡tonto! Le abracé estrechándole en mi pecho, continuaba llorando, ahora con un llanto suave y apaciguado donde destilaba su angustia, él no lo veía al tener su cabeza debajo de mi barbilla como yo lloraba también acompañándolo en su duelo y acariciándole pelo. Salimos del coche y nos sentamos en un banco mirando el hermoso paisaje de montaña sin hablarnos, nos comunicábamos en el silencio sintiendo el dulce viento acariciar nuestras caras, Álvaro asía con fuerza el borde del banco poniendo los nudillos de sus manos blancos de tanto apretar. -Mi primo la ha visto con un chico, me separo de ella unos días y se va con otro… -No debes juzgarla sin saber lo que pasó. Me puse rojo avergonzado, daba consejos que yo no había seguido y ...
    ... decidí callar y escuchar aunque suponía lo que vendría a continuación. -No ha sido únicamente una vez, los ha encontrado en los bares y en la calle como si no le importara que la vieran, el otro día decidió seguirla cuando montaba en un coche, fueron hasta un descampado donde estuvieron revolcándose... Y eso lo vieron mi primo y dos amigos suyos. –Pasé mi brazo por sus hombros, sabía sobre ese dolor. -No ha querido hacerlo conmigo, nunca me lo ha permitido y se entrega al primero que se le acerca. -Le observé ciertas dudas y sospechaba que no me lo estaba contando todo. Me dolió lo que decía, al final otros lo pasan peor, no soy el campeón del desengaño aunque eso no suponga una liberación para mí. Permanecíamos en silencio y no me importaba, me sentía muy bien en esa soledad de dos que sufren lo mismo aunque él no conocía todo lo mío. -¿Y para qué estamos aquí? ¿Qué quieres hacer? Cruzó los brazos mirando a la lejanía, perdiendo la vista en la inmensidad de la nada. -Quiero comprobar que es cierto, verlo con mis propios ojos. -Amigo, te va a doler y causarte más daño. Me volvió a abrazar mientras su cuerpo temblaba. -Lo sé, lo sé Jesús. –Le levanté la cabeza y pasé la mano por sus mejillas arrebatándole las lágrimas. -Mejor nos emborrachamos esta noche y nos olvidamos. Dos horas más tarde llegamos a la casa de sus tíos, al final había olvidado las llaves de su casa y tuvimos que ir a recoger las que tenían allí. Su tía se opuso a que fuéramos a comer a cualquier bar del pueblo y ...
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