1. La reeducación de Areana (28)


    Fecha: 20/12/2017, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... abofetearla… Areana escuchaba el diálogo dolida y a la vez excitada, con la culpa de sentir que estaba deseando esas bofetadas. -Párense las dos. –ordenó Amalia y cuando las tuvo de pie le preguntó a Areana: -¿Es cierto lo que dijo Lucía? ¿te estuviste tocando sin permiso? -Sí… Sí, señora… -admitió Areana luego de tragar saliva. –Es que… -Silencio. –cortó el Ama y de inmediato dijo: -Poné las manos atrás, perra desobediente, y enderezá la cabeza. Es toda tuya. –finalizó dirigiéndose a Lucía, cuyos ojos brillaban de maldad. -Y vos, perra indisciplinada, ni se te ocurra esquivar las bofetadas ni moverte, porque te cuelgo como colgamos a tu mami y te doy con vara hasta despellejarte el culo. ¿Entendido?... Areana se estremeciò entera ante semejante perspectiva y contestó con un susurro: -Sí… sí, señora Amalia, entendido… El clima y la escena eran de una crudeza extrema, con el morbo reinando sin apelaciones. Eva continuaba siendo violada por dedos brutales que la penetraban por delante y por detrás sin delicadeza alguna mientras ella había perdido la conciencia respecto de su ser persona y se percibía sólo con una suerte de instinto animal que la impulsaba a gozar a fondo. Areana, en tanto, recibía ...
    ... entre sufriente y excitada cada cachetazo de Lucía. Su cabeza iba de izquierda a derecha sin pausa alguna mientras Amalia miraba tanto la violación múltiple de Eva como el devenir de las crueles bofetadas de Lucía a la perrita Areana. Por el lado de Eva, las invitadas fueron acabando una detrás de otra mientras la perra Eva se deshacía en varios orgasmos, llevada por una altísima fiebre sexual. En determinado momento Amalia le ordenó a Lucía terminar con el castigo, cuando las mejillas de Areana lucían rojísimas y y se veían humedecidas por las lágrimas de la esclavita. Simultáneamente las invitadas y Eva yacían exhaustas luego del goce salvaje al que se habían entregado y Margui, trascendida emocionalmente por todo lo que había presenciado, refugiaba su confusión en brazos de Milena, con la cara recostada en los pechos generosos de la asistente. -¿Te está gustando tu fiesta, mi querida puta? –pregunto Amalia a Elena luego de que ésta se incoporara tambaleante para ir al encuentro de la dueña de casa y ambas ardieran en un casi interminable besos de lengua. -Mucho más que eso, Amalia… ¡Estoy fascinada!... –y entreabrió sus labios mientras cerraba los ojos a la espera de otro beso beso. (continuará) 
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