Mis últimas experiencias con desconocidos
Fecha: 27/12/2017,
Categorías:
No Consentido
Hetero
Autor: Ana Del Veliz, Fuente: CuentoRelatos
... vestido. Una mano sudada se metió por debajo y acarició mi muslo. Era Rama, quien mientras lo hacía, iba dando besos cada vez más abajo, dejando una huella de humedad sobre mi piel. Javier levantó mi vestido hasta dejar a la vista la tanga, y me lo quitó. Se agachó y me dio un mordisco en el culo, para luego sacarme la tanga con los dientes. Rama me quitó el corpiño en un movimiento rápido e imperceptible. Me había quedado en tetas sin que me diera cuenta, y él ya estaba presionando el pezón con sus labios, cosa que me causó un placer delicioso. Escuché algo liviano caer en el piso. Era la remera de Javier, quien se la había sacado. Giré para mirarlo mientras el otro me seguía saboreando. A pesar de que no era muy corpulento, Javier tenía un lindo físico de músculos marcados. Rama lo imitó y dejó ver su torso desnudo. No tenía pelos en el pecho, y era bastante delgado, casi frágil. Sin embargo, el calor del momento no me permitió decepcionarme. Mientras volvía a comerme las tetas, yo lo ayudé a desabrocharse el cinturón, y le desabotoné el pantalón, y bajé el cierre. Mientras escuchaba cómo Javier se deshacía de sus prendas en un movimiento brusco. Le bajé los calzoncillos a Rama, y apareció la verga delgada y pálida hinchada, pero no del todo erecta. Giré y vi Javier desnudo. De una maraña de abundante vello púbico sobresalía la verga imponente. Era gruesa y de venas marcadas, y la cabeza estaba colorada. Agarré ambas pijas con delicadeza y comencé a masajearlas. La de ...
... Javier parecía una roca, y la de Rama ya comenzaba a endurecerse más y más. Ambos se acercaron y me rodearon con sus cuerpos mientras yo seguía pajeándolos. Sus manos iban de un lado a otro, recorriéndome con deleite. Sentí una lengua experta besando mi cuello, como vampiro sediento de sangre, mientras una mano se internaba en mi sexo y acariciaba mi clítoris al mismo tiempo que masajeaban mis nalgas con ternura. No sabía quién hacía qué, los tres estábamos enredados en una sucesión de besos y caricias, y nuestros cuerpos se confundían uno con otro. Embargada por el éxtasis, no tenía noción exacta de dónde estaba, pero de alguna manera, nuestros cuerpos se acomodaron de una forma conveniente sobre el sofá de la sala de estar. Javier había quedado abajo. Me encontré dándole besos a su tórax, chupé su pezón y se lo mordí, a lo que él respondió mordiéndose los labios para no gritar, aunque igual le gustó, porque me pidió que le repita. Mientras recorría su cuerpo con mi lengua, él apuntó su verga y la enterró en mi sexo despacio. Entonces apoyé mis manos en su pecho e hice movimientos pélvicos en perfecta sintonía con los que hacía él mientras me la metía y sacaba. Mientras tanto Rama me chupaba la espalda, mientras enterraba un dedo empapado con su propia saliva en mi culo. Ya me imaginaba lo que vendría: una vez que mi ano estuviese lo suficientemente dilatado, me enterraría su verga delgada. Mientras rama jugueteaba pacientemente con mi trasero, yo seguía disfrutando de la verga ...