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Mi extraño regalo de cumpleaños
Fecha: 01/01/2018, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Me casé, y la verdad, al principio no me fue mal, nada mal. Mi marido era un tío considerado, inteligente, generoso y muy atento conmigo... a veces ¿el problema? Demasiado trabajador. Demasiado absorto en su trabajo. Demasiadas ausencias. Nos mudamos a una preciosa casa de tres plantas. La inferior hacía las veces de garaje, gimnasio, sauna y sala de juegos. Tenía jardín y un gran patio posterior. Vivía bastante feliz en su compañía. Además, aunque no puede decirse que fuese fogoso y apasionado hace el amor casi como una mujer. Nunca me ha dejado tirada. Además no tiene pudor dentro de un orden; no le importa introducir su lengua en mi ano pero... no le muerdas el pene ni por asomo. Pero no es una mujer. Además, si sospechara un tanto así de mis inclinaciones sadomasoquistas se largaría sin mas trámite. O sea que continué con mis fantasías en solitario para sublimar mis tortuosas inclinaciones. Dicen que la cabra tira al monte. Es cierto. Pasados dos años y casi medio me lo monté con una chica. Es la criatura más bella que he conocido: Tan alta como yo; un cuerpo de impresión; ni un gramo de celulitis; una cara hermosa con grandes ojos grises. Una belleza, vaya. Y lo mejor de todo: unos increíbles pechos: grandes, redondos, erguidos. El encuentro fue totalmente casual, como casi todos los grandes sucesos eróticos de mi vida. Me habían requerido en la Administración de Hacienda por un lío con el IVA. Me asusté cuando el funcionario de ventanilla me remitió a la subinspectora. ...
... - Despacho nº 3. Entré. Allí estaba ella. Me saludó amablemente tratándome de Vd. y pasamos al asunto. Era primavera bien entrada y llevaba un suéter holgado. Difícilmente pude apartar la vista de su bello rostro o de su espléndido busto. Desde luego tuvo que darse cuenta. Solucionado el incidente burocrático me despedí y salí del despacho. Al salir del edificio bufé. - Vaya pedazo de tía, exclamé para mí. Al entrar en el coche me tocaron suavemente en el hombro. Era ella. - Toma. Te has olvidado ahí dentro tus papeles. He temido no encontrarte a tiempo, dijo riendo. Por segunda vez en mi vida (después de hacerme a mi marido, entonces ni siquiera novio) fui osada: - Lástima. Hubiera vuelto a por ellos y te hubiera visto de nuevo. - Para volver a verme no hacen falta excusas tan tontas. Salgo a las tres. Si quieres podemos comer juntas. Hice maravillas para ir a la cita: re-aplazar una reunión que ya venía aplazada. Convencer a mi marido de que no viniera a comer. Pedir la compra por teléfono... y mil cosas mas. A las tres y diez comíamos juntas. A las 5 y media ya estábamos en su casa encamadas. Desde entonces y de forma bastante irregular iniciamos una relación basada de forma casi exclusiva en el sexo. Follar con MJ es un placer para todos los sentidos. Es una delicia visual; un deleite gustativo; un goce táctil; un regalo para el olfato. Oír sus gemidos y jadeos es casi más excitante que la Séptima. Es como joder con una diosa. Pero... siempre hay un pero; no puedes hacer ...