Mi extraño regalo de cumpleaños
Fecha: 01/01/2018,
Categorías:
BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el amor con ella si no es basándose en la ternura, en la lentitud, la dulzura, el cariño y... la higiene. Ni por asomo lo hacemos cuando alguna de las dos tiene el período o cuando volvemos de la playa sin pasar por la ducha. Nunca le vi un solo pelo en sus axilas. Su vello púbico era artificialmente natural y salvaje, aunque jamás escapó un solo rizo fuera de sus increíbles tangas. ¿Relaciones SM? Le daría algo solo de nombrarlo. Acostarte con ella era maravilloso... y también profiláctico. De inmediato fue mi heroína en mi onírica cámara de torturas. Yo desde hacía algún tiempo tenía una cuenta de correo propia y secreta en Inet. Por aquel entonces yo ya tenía borradores de historias de SMBD, gore y cosas así, y alguna que otra sesión de cibersexo, nada serio. En una de ellas escribí a medias con una calientabragas un cuento corto. ¿Alguna vez habéis deseado tanto una cosa que al final se ha hecho realidad? Nunca sospeché lo que se iba a desencadenar con ese mínimo esfuerzo literario. El día de mi cumpleaños, al año mas o menos de esa doble - he idílica – relación, nos lo pedimos moscoso y lo pasamos juntas. Debo decir como inciso que por entonces empezaba a tener muchos roces con mi marido, demasiados. Ese día habíamos quedado para cenar, pero mi verdadero regalo era la ración de sexo que me esperaba con mi novia. Sobre las siete de una calurosa tarde estábamos tiradas de lado en su gran cama, desnudas y abrazadas, acariciándonos con nuestros alientos y con una ...
... incipiente brisa que penetraba ondulando las cortinas de la ventana abierta. Habíamos follado toda la tarde y estábamos exhaustas. - Esta noche he tenido un sueño, dijo suavemente sin dejar de mirar hacia la ventana. Yo estaba tras ella y apoyaba mi mano en su regazo, con mi dedo medio oprimiendo ligerísimamente su rajita. - Si tu nunca recuerdas los sueños, ¿cómo te acuerdas de este? No me dio razón alguna, pero continuó hablando con voz suave e inexpresiva: - Una mujer desconocida llamaba a mi puerta. Decía que venía de tu parte. Le abrí y subió. Una vez en casa me azotó. Y Yo me dejé. Fue como si me hincharan por dentro. Le pregunté: ¿Te gustó? - No digas tonterías. Y calló. Permanecimos en silencio un ratito. La opresión me ahogaba. Procuré disimular, pero volví a la carga. Quería saber: ¿Qué piensas? - En nada, contestó. Entonces hurgué: - Piensas en el sueño. Y te gustó. - ¿Cómo lo sabes? Replicó sin convicción. - Porque no he perdido el sentido del tacto. Y es que mi dedo estaba mucho más húmedo desde que empezó la conversación. Recordé mi relato. El sueño era un guión muy general pero exacto. ¿Telepatía, quizás? Continué el asalto: - Además, me atrevo a adivinarlo. - A ver. - Paso de lo de llamar a tu casa, decir que viene de mi parte y todo eso. Ya me lo has dicho. Abres la puerta y te encuentras con una mujer alta, mayor que nosotras, atractiva, pelo largo y rizado, guapa pero con ojos claros muy duros. Lleva una gran bolsa. Te dice... a ver... Sí. Te manda un mensaje de tu ...