Seducida por un maduro (yo 18 años)
Fecha: 01/01/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Confesiones
Autor: Ale20, Fuente: CuentoRelatos
... consecuencia de eso procedí a ser las responsable de mis propios orgasmos por un tiempo. Una noche mientras depuraba los mensajes de mi celular, me encontré con el mensaje que él me había mandado ya hace casi un mes. Lo abrí y lo volví a leer. Me produjo excitación lo que había escrito, debo confesarlo. Y en mi mente comencé a divagar muchas cosas. Me preguntaba si era cierto lo que presumía. “¿En verdad era muy bueno en la cama o solo alardeaba?” Varías cosas me causaban curiosidad y gracia a la vez “¿Cómo será coger con un hombre de su edad?” “¿Aún se le paraba?” “¿De qué tamaño la tendrá? ¿Se vendrá rápido como mis parejas jóvenes o aguantaría? Me preguntaba también qué tanta experiencia tendría y me interrogaba de nuevo si en verdad no estaba alardeando. Quizá me llevaría una gran sorpresa si lo dejara estar entre mis piernas. Todas esas dudas empezaron a llenar mi imaginación. Me calentaron y provocaron que mi mano lentamente se fuera abriendo paso entre mis bragas, llegaran hasta mi vagina, dos dedos la penetran y el pulgar se ocupara de mi clítoris. Lo aceptó, me masturbé imaginando que tenía sexo con él. Y me dio pena saber que terminé riquísimo. Seguí haciéndolo muchas veces más. Me decía a mí misma que estaba loca, que como podía excitarme imaginando que me penetraba la panocha un viejo obsceno. Sin embargo, continué. Y continué hasta que la curiosidad y la calentura me hacían tomar el celular, escribir un mensaje diciéndole que deseaba que me penetrara, que me ...
... cogiera fuertemente y después borrarlo. Muchas veces estuve tentada a mandar el mensaje o valientemente llamarle y confesárselo, pero mi orgullo me detenía. “¿Cómo una chica como yo iba a ofrecérmele a un completo viejo desconocido?” pensaba. Al fin, mi calentura y meses sin sexo pudieron más y en un arrebato toqué el botón “enviar” y el mensaje se envió. Mi mensaje simplemente decía: “Hola, siempre si me interesan las clases de ballet”. Están de acuerdo que no le iba a escribir: “oye, quiero que me cojas” ¿verdad? Como a los 15 minutos de haberlo mandado, entró una llamada. Reconocí el número inmediato. Era él. Nerviosa, con la respiración agitada y las manos temblorosas contesté. Me dijo que le daba mucho gusto que le llamara y preguntó cuándo podíamos vernos. Pensé rápido que lo mejor era un día de escuela, en el que pudiera saltarme las clases y mis padres, que me vigilan mucho, no pudieran sospechar. “El lunes en la mañana” contesté. “Perfecto, ¿puedes a las 9:30am en el mismo lugar donde nos conocimos?” dijo él. Afirmé. “No te vas arrepentir, ahí nos vemos”. No supe si esa última frase era sobre el ballet o sobre la fenomenal cogida que me iba a dar. De cualquier modo, no me iba a arrepentir. PREPARACIÓN Domingo. Un día antes de la cita. Yo nerviosa me encontraba con una cierta sensación de miedo, mezclada con adrenalina y desconfianza. Sentimiento que a su vez me hacía hervir la sangre y me calentaba hasta al grado de que mi vagina comenzaba a humectarse fantaseando con el ...