1. Reconciliacion de un cornudo y su novia en su fies


    Fecha: 06/01/2018, Categorías: Fetichismo Voyerismo Tabú Autor: parejafartun, Fuente: xHamster

    ... despectivamente al verme, y otros rieron entre ellos, como si se mofaran secretamente de mí. No me importaba: Malena me había presentado como su novio.Eran un grupo por demás heterogéneo. Había viejos, jóvenes, gordos, flacos, morochos, un pelirrojo. Se notaba que eran de condiciones sociales muy dispares, se advertía por la ropa. Y fue justamente la ropa lo que me llamó la atención: no vestían para una fiesta, estaban inusualmente informales, como si estuvieran en un pic-nic. Remeras sueltas o camisetas sin mangas, pantalones de gimnasia algunos, y la mayoría con enormes shorts bermudas de nylon, de esos sueltos con elástico que parecen de jugadores de básquet.Estaban escuchando música, mientras Malena iba y venía arreglando vasos y cosas en la mesa. Los tipos estos la miraban con tal desparpajo que parecía que se la hubiesen estado cogiendo durante este mes y medio. Algunos se sobaban la verga con poco disimulo. Como Malena a veces se estiraba por sobre algún mueble para alcanzar algo, la minifalda se le subía y se le veía apenas el filo inferior de sus nalguitas. La tanguita blanca encapsulando esa conchita que yo conocía de memoria, también se veía a cada momento.—Betu —me llamó—. ¿Por qué no vas a la cocina y vas trayendo las cosas y ponés la mesa?Ni esperó mi respuesta, fue al equipo de música a cambiar los discos. Se tuvo que agachar para maniobrarlo, pero no flexionó sus rodillas. La minifalda se le subió como nunca, y algunos tipos, tirados en los sillones, le ...
    ... vieron hasta el apellido. No dije nada, no sabía si me correspondía, y además, eran muchos y un poco atemorizantes. Preferí irme a la cocina.Volví con una pila de catorce platos, y ya mi novia estaba bailando sola entre los sillones, moviéndose muy sensual en medio de esa jauría de chacales. Distribuí los platos y volví con más cosas. Poniendo los cubiertos me di cuenta de la verdadera razón de mi invitación: yo era el invitado catorce, el que rompía la tontería esa de que trece en una mesa es mala suerte. Me sentí decepcionado. Y más cuando vi a Malena bailar con unos de esos tipejos atrás y con otro delante, restregándose con un regetón de fondo, y dejándose magrear.Entonces se escuchó el timbre. Malena tenía los rostros de esos tipos tan encima, y la hacían reír tanto, que ni cuenta se dio.—Amor —le dije llegando hasta ella con un plato en la mano—. Están llamando...—Bajá vos, son los otros chicos.Ni me miró. Siguió bailando y dejándose manosear muslos, cintura y cadera por los dos desconocidos. Me mordí la lengua otra vez y bajé. En el pasillo, solo, aproveché para acomodarme mi pijita en el pantalón, que me dolía de tan dura.Abajo me esperaban dos negros enormes, jóvenes, que parecían de la NBA.—¿Aquí es la party? —preguntó uno con acento yanqui.Subimos. En el ascensor quedé entre los dos, apretado. Me miré en el espejo: parecía un gnomo miedoso.Cuando entramos, la imagen me descolocó un poco. Malena seguía bailando, pero ahora entre otros dos, que la manoseaban y la apoyaban ...
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