Ana (9)
Fecha: 06/01/2018,
Categorías:
No Consentido
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... comenzaron a darse besos en medio de la cocina. Cuando la cosa se puso muy caliente fueron al sofá a hacer el amor. Andrés y Ana quedaron solos en la cocina. Él parecía nervioso, pero tuvo el coraje suficiente como para agarrarla de la cintura y traerla hacia él. Ana esquivó el primer beso, pero en el siguiente intento sus labios se fundieron en un sensual beso francés. Le molestaba un poco la barba frotándose con su rostro, pero besaba bien. Ella comenzó a sentir la excitación de Andrés, ya que su miembro se iba endureciendo mientras estaba apoyado en el cuerpo de Ana. El tipo acariciaba su espalda con pasión, y cada tato sus manos bajaban hasta encontrar las nalgas. Era obvio que a Andrés le hubiese encantado posar sus manos en el culo por tiempo indefinido, pero por respeto, y para no parecer un adolescente onanista, solo lo acariciaba de pasada. — Me gustás muchísimo Ana. Te juro que hace mucho no siento una conexión tan fuerte con alguien. Ana no sabía si creerle, además, ¿de qué conexión hablaba? No tenían nada en común más que las ganas de cogerse el uno al otro en ese mismo instante. De todas formas, le gustaba que le endulcen el oído. — ¿Ah, sí? —dijo Ana. — Te lo juro. Sos una mujer increíble: inteligente, misteriosa, y muy hermosa. —Dijo Andrés, para luego darle otro beso. Como vio que el tipo era un poco lento, Ana tomó la iniciativa. — Vamos a mi cuarto. —propuso. Lo agarró de la mano, y lo llevó hasta su habitación. Mientras cruzaban el pasillo escuchó los ...
... gemidos de Micaela que estaba sentada en el sofá, con las piernas abiertas, mientras Joaquín estaba arrodillado succionándole el sexo. Andrés comenzó a desvestirla. Le quitó la blusa, y luego se sacó la remera. Le bajó despacio el pantalón, dejándola sólo en ropa interior, para luego quitarse el suyo. Le bajó la bombacha, muy suavemente, con una delicadeza que Ana no conocía. Sentía su respiración, y el aire chocaba con su piel, haciéndola estremecer. Luego le quitó el corpiño. Acarició sus tetas, y apoyó su miembro viril sobre su trasero. Efectivamente, tenía un tamaño importante. Ahora le estrujó las tetas y apretó más su cuerpo con el de ella. Corrió el pelo a un costado y le dio un chupón al cello. Ana ronroneaba como gata en celo, y frotaba sus nalgas con la verga de Andrés. Él la hizo acostarse boca arriba y comenzó a besar todo su cuerpo. Primero le dio muchos besos en la boca, mientras le acariciaba las tetas de una forma tan intensa como delicada. Besó su cuello y sus pezones, y frotó su rostro barbudo por toda su piel olfateando el delicioso aroma de mujer. Besó su ombligo, y devoró sus piernas, para finalmente llegar hasta su vagina. La descubrió mojada. Muy mojada. Usó sus dedos y abrió sus labios con facilidad. Lamió sus muslos y en seguida fue a por el sexo, saboreando los flujos que ya había largado. Enterró un dedo. Ana gimió. Andrés comenzó a masajear el clítoris sin dejar de meterle el dedo. Ella se hacía masajes en las tetas mientras Andrés le practicaba sexo ...