Dulce y amarga amistad (07)
Fecha: 07/01/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... papá te va a cuidar y darte lo que necesitas, tendrás lo que deseas dentro de casa, sin que tengas que buscarlo en la calle como un puto. -No podía responderle excitado al máximo y dominado por aquel hombre mayor que comenzaba a volverme loco, mis manos buscaban en cada rincón de su cuerpo para notar la dureza de su carne madura, acariciaba los pelos de su axila duros como escarpias, su fuerte espalda llena de músculo, la dureza de su barba que no había afeitado. -Marcos…, Marcos… -Dime preciosa. –Dejó de chuparme el cuello para responderme. -Me gustas, me encantas Marcos. -Llámame papá bebita mía, serás mi mujercita desde ahora, mi pequeña hembra tan rica, yo cuidaré de las dos mujeres que la suerte me ha entregado, tu mamá y tú bellas criaturas. -En lugar de molestarme lo que me decía, lo que hacía era enardecerme más y hacerme sentir lo que me decía que sería para él. -Me iba quitando el pantalón hasta bajarlo a mis rodillas, allí lo dejó para meter la mano en la raja de las nalgas y acceder con los dedos a mi anito. Hice movimientos para deshacerme totalmente del pantalón que retiré con los pies y abrí las piernas para que metiera bien la mano. -No dejaba de besarme y penetrarme con la lengua profundamente hasta llegar a mi garganta con ella, resultaba poderosa como todo él y vencía a la mía en la lucha desigual que mantenían. No olvidaba mi entrada inferior y no cesaba de pasar los dedos humedecidos por mi culito hasta sentirme receptivo, y lograr que mi culito se ...
... abriera queriendo atraparle los dedos, empujó uno, me penetró, gemí a pesar de tener la boca ocupada por su lengua. -Ábrete lindo, deja que tu culito me reciba. –Me incliné para sacar más la cola como me pedía y comenzó a jugar con el dedo dentro del culito haciéndome suspirar y gemir en su boca. -Quiero metértela pequeño, que tengas esto dentro de ti. –Llevó mi mano para que le cogiera la verga. ¡Waaaw! Temblé al sentir que mi mano no conseguía abarcarla. Nada comparable a lo de Jon y Eder, y la longitud era prodigiosa, caliente hasta quemar y húmeda destilando jugos. Deslicé la mano por toda la largura hasta llegar a sus peludos testículos, los apreté en mi manita y Marcos se reía. -¿Te gusta lo que tocas bebe? -Es muy grande, como en las películas. –No podía abandonar sus pelotas y quería tenerlas en la boca, y volvía a pasar la mano a lo largo de la descomunal verga hasta llegar al capullo que no era más grueso que el tronco, que ya lo tenía bastante y más que suficiente. -Vas a disfrutar de una polla como te mereces bebé, tu culito es bastante tragón. –Sin dificultad había llegado a meter dos dedos en mí y los aprisionaba apretando el puño metiéndomelos hasta el fondo. Sus dos dedos representaban el tamaño de una verga de mis juveniles amantes. -No me hagas daño papi, nunca me han metido algo parecido. –Seguía envolviendo el glande en mi mano con la suavidad que proporcionaba el riego de su néctar que no dejaba de fluir, y sin ver corrí el pellejo para dejarle todo suelto y al ...