La verga de Polo. Un relato de adolescente.
Fecha: 13/09/2017,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Sucesos durante mi adolescencia, dieron lugar a actividades sexuales muy intensas siendo mayor. A los 14 años, tenía un amigo que ocasionalmente se quedaba a dormir en mi casa. No teníamos cuarto para invitados, por lo que se quedaba en la cama con mi hermano o conmigo. Una noche que se quedó en mi cama, me despertó una mano que jugaba con mi verga. Yo estaba en la gloria y me hice el dormido para que continuara el placer que estaba sintiendo. Mi amigo cogió mi mano y la llevó a su verga que era más larga y gruesa que la mía. La sensación de una verga erecta y muy caliente en mi mano fue muy excitante e intensa, era algo completamente nuevo en mi vida, aunque rechazaba la idea de estarme iniciando en una relación homosexual. Decidí dejarme hacer, pero Polo me incitaba a que moviera mi mano para masturbar su verga, que ahora estaba muy dura. Acepté a regañadientes mover mi mano y entonces se volvió y me ofreció sus nalgas. Colocó la cabeza de mi verga en su culo y me dijo “métemela”. Empujé, y por más que lo intenté, no logré meterle ni la cabeza. Me vine a chorros y le dejé el culo embarrado. Sabía bien lo que me esperaba, hora me tocaba a mí dar las nalgas! Me dijo muy suavemente al oído que colocara su verga directamente en mi culo y empujó. En verdad yo esperaba que en algún momento, mi ano cediera y su verga me penetrara, pero no fue así. La verga se negaba a entrar. No se nos ocurrió lubricar con saliva nuestros intentos de penetración y yo solo sentía como esa verga me ...
... lastimaba sin causarme ningún placer. Polo también se vino en mi culo y me lo dejó igual de embarrado de semen, como yo se lo había dejado a él. Recientemente me he cuestionado que hubiera sucedido si Polo hubiera tenido una verga menos gruesa, que no me hubiera lastimado y me hubiera penetrado fácil y repetidamente? Seguramente, por las vueltas que ha dado mi vida, le hubiera tomado sabor a sentir el culo lleno de verga y hubiera disfrutado lo mejor de dos mundos. Creo que deseaba en el fondo de mi alma sentir su verga penetrándome, pero no reunía el valor de reconocer este deseo, que equivaldría a considerarme puto. Una noche ya nos habíamos acariciado las vergas por un rato y le di la espalda, pidiéndole me la metiera. Como siempre, el intento de penetrarme era infructuoso y doloroso. Esta vez, Polo empezó a venirse, los dos primeros chorros de semen, sirvieron como el más efectivo lubricante y en los dos siguientes empujones, sentí como se deslizaba suavemente su verga dentro de mi culo. En cuanto su verga estuvo totalmente penetrada, Polo se abrazó a mi espalda y empezó a besar mi cuello y hombros y a pesar de que la penetración fue dolorosa, una vez que entró todo lo que tenía que entrar, la sensación se hizo placentera, sobre todo los espasmos de su venida, que hacían que yo sintiera como latía su verga en el fondo de mi culo. Que rico! Polo se quedó quieto sin dejar de besar mi cuello, mientras yo sentía como su verga se iba encogiendo e iniciaba su retirada y escuché ...