La Cala - Relatos Eróticos

La Cala

... ocuparse de esa tarea... Mientras Mavi por delante se ocupaba de bajarme los tirantes del bañador Meritxell se arrodilló detrás de mí esperando que apareciera el secreto objeto de su deseo... Jose miraba cómodamente sentado el espectáculo con la tenue luz que desprendía el camping gas mientras iba bebiéndose su copa. Con el bañador en los tobillos Mavi ya se empleaba a fondo besándome mi cuello y mis pechos y Meritxell lamía y pellizcaba mis nalgas con el tanga aún puesto, hasta que metiendo su boca entre ellas atenazó con los dientes la tirilla del tanga y empezó a tirar de él con la boca hasta bajármelo por completo. Nacho que estaba de frente descubrió la ardua tarea que le esperaba al ver la enorme mata de pelo negro que cubría mis labios vaginales. Estaba tan absorta por lo que me estaba sucediendo que empecé a perder el pudor y a abandonarme al placer y al relax... me abrí un poco de piernas y Meritxell lo agradeció con un profundo lametón entre mi mata de pelo lo que provocó en mi unas ganas terribles de ponérselo aún más fácil así que poco a poco empecé a agacharme y a tumbarme hacia adelante... Mavi que seguía mis movimientos besándome los pezones y mordisqueándolos suavemente se fue agachando poco a poco hasta que se tumbó boca arriba mientras yo me arrodillaba y me dejaba caer hacia adelante hasta apoyarme en mis manos para no perder el contacto de sus labios en mis pechos... era una sensación fantástica el sentir su experimentada lengua (pensé en las fabulosas ...

... mamadas que esa lengua y esa boca le harían a Jose y confié en poder disfrutar del espectáculo...) en mis pezones, mientras que por atrás Meritxell también me dejaba sentir su experiencia en dar placer a otra chica mientras besaba mi culo y con sus manos me abría el conejito para poder entrar con su lengua a explorarlo... Probablemente me corrí unas cuantas veces... ya no lo recuerdo, pero recuerdo el conjunto como una experiencia que debía buscar en el futuro siempre que pudiera... era fantástico... Estoy segura que si en ese momento me hubieran ofrecido cualquier cosa, (cualquiera de las pollas que tenían aquellos dos chicos y que en aquel momento estaban duras como torres, por ejemplo) lo habría aceptado de muy buen agrado. Pero sin embargo el maestro de ceremonias (fuera quien fuese) no lo consideró oportuno en ese momento. Poco a poco las dos chicas se fueron retirando de mi no sin antes que yo les ofreciera una cálida mordida en sus labios que tanto placer me habían proporcionado y en aquellas lenguas tan expertas. Después, las dos se afanaron en tumbarme sobre la toalla con las piernas abiertas entre el camping gas para así poder ofrecerle la mejor panorámica a Nacho para realizar su tarea... Yo ya casi no sentía ni el tacto de los dedos de Nacho en mi rajita que palpaban entre la mata de pelo para poder hacerse una idea de la orografía del terreno a trabajar. Tan sólo el frescor de la espuma de afeitar fue lo que me hizo despertar ligeramente de ese fabuloso sueño ...