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La Cala
Fecha: 13/01/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tranquilo paseo hacia el interior de la playa. Ibamos en silencio pisando la arena con suavidad para sentir la suave caricia en las plantas de los pies. Había oído hablar de los beneficios del masaje que se producía al caminar descalza sobre la arena, pero nunca me habían dicho cómo excita los sentidos. Sí, todo estaba siendo un continuo descubrimiento del placer de los sentidos. La cala estaba rodeada por dos pequeños acantilados que si bien la hacían inaccesible eran lo suficiente bajos como para dejar que el sol cubriese la arena prácticamente desde primera hora del día hasta última hora de la noche. Entre ambos se había formado un pequeño bosque de pinos extremadamente poblado y con mucho matorral y monte bajo, lo que a simple vista, lo convertía en una pequeña selva. Y hacia allí nos dirigíamos con paso calmado. Al aproximarnos al borde, Mavi sugirió: - Exploremos esta pequeña selva. Quizá encontremos un Tarzán - añadió bromeando. Entramos apartando poco a poco los matorrales con las manos, hasta que aburridas dejamos de ir apartándolos a nuestro paso para continuar avanzando entre ellos y sobre ellos. Una vez más los sentidos empezaron a jugar con nosotras y el roce de nuestros cuerpos con las hojas y las ramas pasó a convertirse en una sesión de rítmicas caricias. Las dos teníamos nuestros ojos entre abiertos lo justo para poder ver por donde íbamos, ya que deseábamos concentrarnos en sentir esas caricias hasta que yo ya no podía aguantar más. Necesitaba una ...
... intervención directa y recostándome sobre una zona en la que no había maleza le dije a Mavi: - Oye, ya no puedo aguantarlo más. ... No fue necesario añadir ni una sola palabra más. Enseguida Mavi captó mis necesidades, que también eran las suyas y se reclinó sobre mí dejando su rajita al alcance de mi boca al tiempo que con la suya empezaba a besarme por el vientre afeitado... Por cómo me había mirado y los comentarios que tanto ella como Meritxell hicieron la noche anterior sabía que estaba loca por catarla. Así que sin demasiados preliminares, me abrió de piernas con sus manos y introdujo su pequeña lengua entre mis labios del placer... Ciertamente estaba haciendo honor a que más vale algo pequeño y juguetón que... Yo tuve que esperar unos segundos hasta que mi cuerpo pudo reaccionar a ese placer antes de poder concentrarme en mi tarea. Con mis manos hice lo propio, pero con la desventaja de tener que despejar el poco pelo que le que le habían dejado en el conejito hasta que pude verlo con claridad. Su clítoris desde luego no se correspondía con las proporciones del resto de su cuerpo ya que casi sobresalía de sus labios. Con tal visibilidad no era difícil acertar a la primera así que la punta de mi lengua hizo blanco al primer intento y su reacción fue inmediata. Dejó su trabajo y levantó la cabeza hacia atrás. Se disponía a disfrutar aunque fuera de unos segundos de placer, pero no le dí respiro... una y otra vez, mi lengua se paseaba por toda su humedad que ya casi me goteaba en ...