1. Violador a medianoche


    Fecha: 16/01/2018, Categorías: BDSM No Consentido Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... tirante braguita y masturbarse, aunque evitó correrse aún. Aproximó su cara al rostro de la mujer y observó su boca entreabierta por la agitada respiración. Colocó entonces su pubis frente a ella y situó la punta de su goteante miembro entre los labios, introduciéndolo con cuidado en el interior de la boca. Emitió un gemido al sentir la cálida y blanda humedad de la cavidad, punzada su excitación por el leve contacto de los dientes. Se movió dentro con si estuviera follando un coño y la mujer, instintivamente, comenzó a chupársela. ¡Es fantástico!, pensó, deleitándose con el momento en el que eyacularía dentro de la boca. Pero supo que el juego estaba a punto de cambiar un instante antes de que ella abriera los ojos. La mujer, embotada por el sueño, tardó unos instantes en comprender lo que estaba ocurriendo. Mudó su gesto de somnolencia en otro de sorpresa, para mostrar terror al intentar sacarse el pene de la boca. El intruso trató de mantenerla dentro, disfrutando de la excitante situación, pero la mujer logró zafarse, limpiándose con la mano los restos de líquido seminal que escapaban de sus comisuras al tiempo que saltaba de la cama. –Pero, ¿qué coño…? La pregunta flotó en el aire, incontestada, cuando el intruso hizo aparecer en su mano una navaja que la mujer no acertó a adivinar dónde escondía. Su metálico chasquido al abrirse sonó en el silencio de la noche como una amenaza. Paralizada ante la hoja que brillaba al reflejar la tenue luz que se colaba entre las ...
    ... rendijas de la persiana, fijó la mirada en los ojos del hombre mientras éste aproximaba el arma a su garganta. –Quietecita –le ordenó, empujándola hasta tumbarla de nuevo sobre la cama–. Con la hoja rasgó la camiseta, dejándola completamente desnuda y, lentamente, paseó el filo a lo largo de la anatomía de su víctima, deslizándola desde el estilizado cuello hasta las perfectas tetas, torneadas con la forma de dos jugosas gotas temblorosas por la agitada respiración de su dueña. La punta acarició la suave y redondeada piel, circundando la aureola y jugueteando con el oscuro pezón, erecto por el miedo o quizá por la excitación aún no disipada tras el abrupto despertar. La otra mano del intruso descendió hasta su propia entrepierna, para sujetar el palpitante y amoratado pene. Introdujo la rodilla entre los muslos de ella y le obligó a abrirlos, dejando al descubierto la rugosa grieta rodeada de una aureola de suave y rubio vello, aún mojada por los fluidos que había excretado durante su húmedo sueño. –¡No…! Él abortó la negativa de la mujer apretando la navaja contra su pecho. Hundió levemente la carne sin llegar a cortarla. Dirigió entonces su miembro hasta la entrada del coño, y empujó hasta que el fuste al completo desapareció dentro de la vagina. Sin apartar el arma comenzó a mover sus caderas, empujando contra el cuerpo inerme de ella, respirando profundamente y espetando obscenidades a través de una boca saturada de saliva, como si saboreara el más exquisito manjar. –¡Oh, sí, ...
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