Fin de la tinta blanca
Fecha: 16/01/2018,
Categorías:
Infidelidad
Confesiones
Autor: DolceCaroline_, Fuente: CuentoRelatos
Nadia deseaba que llegara Martín. Habían quedado a las 23h y pasaban cinco minutos, ella estaba muy nerviosa, como otro día más organizó la performance: puso música, sacó el colchón aproximándolo al extremo de la piscina, el vino y las copas. Decidió ponerse un cubata fuerte para hacer tiempo, tequila con fanta de limón fue su elección. Se sentó en el colchón contemplando el cielo. Llevaba un vestido de encaje blanco que dejaba muy poco misterio a la imaginación y unos tacones de aguja muy altos. Nunca cesaba su provocación e insinuación, ni siquiera esa noche. Eran las 23:30h, se había bebido el primer cubata y preparó el segundo, el coche de Martín accedía al chalet, Nadia se puso de pie sin girar la vista hacia él. - Joder, que guapa te has puesto. –Admitía Martín aproximándose a Nadia con un look muy playero. - Pues nada, lo primero que he pillado. –Respondía con la mirada perdida en el tequila. - ¡Qué ganas tenía de verte! – Clamaba Martín abrazándola por detrás. - ¡Más tenía yo! –Exclamó Nadia inclinando la cabeza hacia detrás y depositándola en su torso. Cada vez que tenían la oportunidad de encontrarse era como si una espesa nube de excitación abofeteara todos sus sentidos. Su conexión era como la del imán y el metal, con el contacto mínimo, solo acariciándose aumentaban considerablemente sus pulsaciones. Eran un gozo anhelado, una sutil perversión. Nadia se dejó caer sostenida por sus brazos, apenas podía aguantarse sobre sus piernas. Martín empezó a besarle el ...
... cuello, Nadia se estremecía con la delicadeza y suavidad que manifestaban los labios en su piel. Con serenidad la tumbo en el colchón y se colocó encima aguantando su peso. Su lengua le ganó protagonismo a su boca, bajaba despacio por el cuello, bordeó sus considerables pechos duros mordisqueando sus pezones. Nadia le miraba con descaro mordiéndose el labio y jugando con un mechón de su pelo. Martín se abalanzó sobre su boca y empezó a besarla impetuoso, uno de sus dedos empezó a rozar su zona íntima por encima del vestido descubriendo que no había impedimento bajo el vestido, sino acceso directo. Su dedo índice, muy astuto penetró en su clítoris. Nadia sin mucho esfuerzo le bajó su bañador elástico y tomó aquel hermoso pedazo de carne palpitante, lo apretó con su mano y sintió cómo se desperezaba cada vez más. No paraban de besarse. La vagina de Nadia cada vez producía más fluidos, el pene de Martín no podía estar más rígido. Se arrancaron las ropas mutuamente, Martín se tumbó en sentido opuesto a Nadia y le dieron vida a un clásico sesenta y nueve. Presos de una intensa excitación actuaban precipitadamente. Martín olía la entrepierna que tanto adoraba perdiendo su lengua en el laberinto vaginal, Nadia saboreaba su más exquisito manjar ciñéndolo a su aparato y mordiéndolo. Ambos necesitaban penetración. Martín retiró su cuerpo y volvió a ponerse encima de ella, dirigió su salivado miembro hacia el interior de Nadia, quién le recibió con extremada lubricación natural. Sus ...