1. Una tía


    Fecha: 20/01/2018, Categorías: Fetichismo Autor: Claramum, Fuente: SexoSinTabues

    Una tía descubre la debilidad de su sobrino Hace menos de un año visité a mi hermana menor en su casa en pleno centro, cuando lo hago aprovecho para ir de compras, en esa ocasión había comprado un par de zapatos hermosos que quería mostrárselos. Al llegar a la casa me atendió mi sobrino, muy educado y siempre dispuesto ha provocar una risa. Le mostré mis zapatos nuevos en la caja por que todavía no me decidía por ellos y no quería ensuciarlos, el consejo de mi hermana me interesaba y esperaba su comentario para decidirme. Los zapatos eran sobrios, soy una mujer de 50 años, con unos tacos de 3 cm y un moño. Mi sobrino los miro y dijo que eran feos, esto era predecible ya que formaba parte de nuestra relación fingir que nos enojábamos por algo. Le dije que tal vez tenía razón, que todavía no me había decidido a quedármelos y le pedí ayuda para probármelos. Por supuesto- respondió. Inmediatamente se agachó me quitó uno de mis zapatos y colocó el nuevo con todo cuidado. En cuanto lo tuve puesto levanté la pierna y la apoyé en su hombro diciéndole “no quiero ensuciar la suela”. A mi sobrino la posición le agradaba y continuó tomando mi otro pie y remplazando el otro zapato. Al hacerlo levanté también esta pierna y la apoyé en el otro hombro. Así el chico había quedado de rodillas frente a mi con mis dos piernas apoyadas en sus hombros mientras yo movía mis pies viendo como me quedaban los zapatos nuevos. Al rato me dijo que tenía que verlos desde arriba como lo ven todos. “Tenés ...
    ... razón, pero no quiero ensuciar la suela” le contesté. “Apoyate en mi mano para no ensuciarlo” dijo él -Muy buena idea” dije yo, con cierta sorpresa por su gentileza extrema; entonces baje una de piernas y la dejé colgando, hasta que el chico colocó la palma de su mano debajo de la suela, y fue cuando bajé mi pie hasta hacer contacto y luego bajé el otro y lo apoyé sobro su otra mano. Era gracioso verlo de rodillas frente a mis piernas y pisándole las manos. De a poco fui aumentando mi peso. -No estoy convencida” le dije mientras balanceaba mis pies a los costados sabiendo que esto debía de provocarle algún pequeño dolor. -“Los zapatos se ven si son cómodos cuando estamos parados” dije él. Su comentario era desafortunado porque con una sonrisa en mis labios le dije - “Tenés razón” y me paré de golpe sobre sus manos. Esperaba que él se quejara e inventara que le había roto los dedos o algo asi. Pero para mi sorpresa aguantaba el peso sin la menor muestra de dolor. Desde arriba vi como me miraba arrodillado y con sus dos manos atrapados por mi peso y creí adivinar que él estaba disfrutando esto desde otro punto de vista. Imagine que algún deseo se estaba cumpliendo y me causó mucha gracia que fuera con su tía vieja. “¿Cómo se sienten? ¿Son cómodos? me preguntó como si me los estuviera vendiendo.. Me causó mucha gracia y me reí le respondí “Yo los siento cómodos y vos como los sentís? “Parecen muy suaves pero tendrías que probar caminando” dijo. “No quiero ensuciar las suelas” le ...
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