Estreno anal de mi amiga Esmeralda, de 16 años
Fecha: 20/01/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: EsteMex, Fuente: SexoSinTabues
... miembro, tendiéndose boca abajo sobre la cama, con la cola un poco alzada. Podía ver su ano bien abierto, rojo y dilatado, con una fina línea blanca comenzando a fluir hacia afuera. Me incliné y comencé a besar sus piernas, subiendo lento, besando y mordiendo y lamiendo, llegando hasta sus nalgas, su cintura, su espalda, sus hombros, su cuello. Sentí su agitada respiración calmarse lentamente a medida que subía; cuando llegué a su cuello ya tenía todo mi cuerpo encima de ella, con mi verga semi flácida descansando entre sus nalgas. Ella las levantó y movió un poco, frotándomela con ellas, queriendo seguir sintiendo ahí mi pedazo de carne. -Dios, Esteban. ¿Tú dónde aprendiste a hacer esas cosas? -Práctica -le susurré, riendo. -Pues conmigo puedes seguir practicando cuando quieras -me dijo, riendo también. Soltó un suspiro de satisfacción y continuó, subiendo una mano y acariciando mi mejilla con ella-. Te juro que nunca me habían hecho sentir así. Sentía que me iba a desmayar en cualquier momento. Estaba babeando. Sin contestarle, le di la vuelta, colocándola boca arriba sobre la cama y poniéndome sobre ella. Miré su carita, sus brillantes ojos cafés y sus gruesos labios, en los que le planté un largo beso. Sus pezones bien parados y duritos se frotaban contra mi pecho y nuestros cuerpos compartían calor mientras nuestras lenguas bailaban y mordíamos con suavidad los labios del otro. Mi verga, aún cansada, no tardó en volver a tomar dureza. Esme abrió los ojos como platos ...
... cuando la sintió, bien dura y palpitando sobre su vientre. -¿Todavía? -preguntó, mordiéndose el labio inferior y tomándola con una mano para masturbarme, viéndome fijamente a los ojos. -Te dije que así me ponías. ¿Dónde la vas a querer ahora? -le pregunté. Ella me miró con picardía y puso un dedo en mi pecho, empujándome hacia atrás; quedé de rodillas frente a ella y ella abrió bien las piernas, separándolas poniendo sus manos en la parte interior de sus rodillas y poniéndolas casi a la altura de sus hombros. -Por ahí de nuevo, porfi -me dijo, con voz perrísima-, pero despacito. Después de lo que me acabas de hacer creo que ya nunca la voy a querer por otro lugar. Sin más, alinee mi verga con su culito y entré nuevamente. Entraba ya muy fácil, estando tan dilatada como estaba y deslizando con los restos de mi semen que quedaban dentro, igual de apretada y caliente todavía. -Ya no duele -me sonrió-... Enserio no sabía que pudiera... Hmm... Sentirse así de bien... Así de rico... Esta vez la cogida no fue tan violenta, pero sí igual de firme y profunda. Bajé la mitad superior de mi cuerpo para quedar en posición de misionero penetrándola analmente, metiendo mis manos por debajo de su espalda para abrazarla y besándola lentamente. Saboreé sus labios y su húmeda lenguita tanto como quise, y por momentos ladeaba mi cabeza para besar sus hombros y su cuello. Ella enredó sus piernas alrededor de mi y rodeó mi cuello con sus brazos, dejándose hacer, gimiendo sonoramente y con los ojos ...