Cogiendo con mis primas
Fecha: 22/01/2018,
Categorías:
Incesto
Anal
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
Hace algunos meses relaté una de mis primeras experiencias sexuales con mi prima la China, cuyo nombre es Roxana, meses después y lo que era en realidad la razón de la visita del tío, fue que acordaba con mi madre a darle hospedaje mientras Isabel, su hija mayor, cursaba sus estudios universitarios. Isabel, en contraste con su hermana la China, parecía ser mas callada, más reservada y obviamente menos sociable. Cuando llegó a casa, pues yo era el encargado de introducirla al ambiente de la ciudad y de enseñarle a por lo menos identificar las señales de tráfico para que obtuviera su licencia de manejar, fue un proceso en un ambiente bastante distante. No sé, yo imaginaba que su hermana de alguna manera le había contado que yo me la había cogido, pero descubrí que hasta el día de hoy, ninguna de las dos sabe a ciencia cierta que me he cogido a su hermana, aunque creo lo sospechan pero para ellas es un tabú discutirlo. Isabel tenía 19 años, de cuerpo esbelto y piel clara. Tenía el cabello ondulado, ojos almendrados y de tímida sonrisa. Era bonita, y su cuerpo se amoldaba preciso y sugerente en esos pantalones de mezclilla que regularmente se le miraba vestir. Quizá le hubiera insinuado desde el principio, pero por ese tiempo me estaba cogiendo a dos amigas cercanas entre sí, y que cuando lo descubrieron, fueron enemigas hasta morir y se hacían de escándalo en los recreos de la escuela, pero también me cogía de vez en cuando a la vecina del lado, una hermosa rubia de nombre ...
... Melisa, con la cual mi madre me encontró cogiendo en el guarda coches de la casa. Realmente y por lo alejada de Isabel, pues no se me había ocurrido cogérmela. Parecía que estaba hipnotizada con sus libros y su contacto conmigo se limitaba con preguntas con el idioma inglés, el cual aprendía a la vez. Todo cambio cuando me di cuenta que de repente mi ropa interior sucia estaba desapareciendo, para luego encontrarla en el mismo contenedor horas después. Desde mis 9 años lavo mi propia ropa y sé donde la dejo y como la dejo… fue una disciplina implantada por mi recordada madre y a esa edad regularmente las dejaba manchadas con esa sombra blancuzca de mis líquidos seminales, pues sufría de una constante erección por las chicas que también tenían alocadas sus hormonas. Aquel día creo que Isabel pensó que nadie estaba en casa y la he visto entrar a mi cuarto y hacerse de uno de mis calzoncillos estilo bikini, y desde que los sustrajo los comenzó a oler. Ver a Isabel hacer esto me causo una erección, y no supe que hacer, pues ella al sentirse sorprendida quedaba paralizada. Descubría que yo la divisaba desde el baño, donde había pasado calladamente cortandome las unas de los pies. Solo se me ocurrió decirle: ¿Qué haces Isabel? – y ella ha soltado mi prenda interior, dejándola caer en el contenedor. Con una sonrisa nerviosa me pidió disculpas y salió apresuradamente de mi cuarto. Desde aquel día supe que la tenía en mis manos, la había encontrado con las manos en la masa olfateando mi ...