Ayudando a Mamá (06).
Fecha: 14/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos
... Arturo, va a ser mejor que te vayas de mi casa o vas a terminar mal – parecía una leona defendiendo a su cachorro. - ¿Por qué, qué pensás hacer? – la provocó. - Siempre me fuiste infiel, hijo de puta. El que te acuestes con otras mujeres me tenía sin cuidado, pero el que vayas a encamarte con hombres y que después pretendas dormir en mi cama, me daba asco. Mi padre se quedó helado, como si la misma Parca le hubiese tocado el hombro. A mí también me sorprendió mucho eso, pero así se explicaba por qué mi papá tenía tan desatendida sexualmente a mi madre, siendo ella una mujer tan hermosa. - Toda la vida fuiste un puto reprimido. Te casaste conmigo por pura obligación, nunca me quisiste. - No tenés ninguna prueba para decir semejantes cosas. Arturo temblaba como una hoja y la cabeza de mi tía iba de un lado a otro como si estuviera mirando un partido de tenis. - Claro que tengo. ¿Te acordás de nuestro vecino Luis? Ese que coge tan bien. Bueno eso lo sé yo nomás, porque vos te quedaste con las ganas. Me contó de la vez que te le insinuaste y cómo te dejó un ojo negro de una trompada, a mí me dijiste que te habías peleado en un bar o alguna pelotudez de esas que siempre inventabas. Resulta que Luis se ofreció a ayudarme y te siguió unas cuantas veces. Tiene fotos tuyas besándote con tipos, hasta tiene unas cuantas de cuando te rompieron el culo adentro del auto. Así que te voy a decir una sola cosita, hijo de puta, si vos pisás esta casa una vez más, si siquiera te llego a ver ...
... por la calle o me entero que mencionas a alguien mi nombre o el de mi hijo, empapelo toda la ciudad con tu culo y tus padres van a ser los primeros en enterarse. Tenía ganas de besar a mi madre y de golpear una vez más a mi padre. A ese hijo de puta se le había terminado la altanería, estaba aterrado. No movió ni un músculo. - Ahora andate, porque si Nico te quiere pegar otra vez, ya no lo voy a parar. Tuve que dar un paso amenazante hacia él, esto lo hizo retroceder y abandonó la casa dejando gotitas de sangre por todo el trayecto. Ahí supe que la culpa era mía, por no cerrar con llave la puerta de la casa. Ellos seguramente entraron al escuchar los gritos de mi madre. - ¿Y vos a qué mierda viniste Elvira? – la bronca de mi madre no menguaba. - Yo… yo vine porque… es que… - no paraba de mirar mi pene que colgaba, con rastros de semen, y la vagina de mi madre con ese juguete plástico de gran tamaño – es que Arturo me pidió que viniera, quería que yo fuera testigo. Traía los papeles para el divorcio. - Eso es puro trámite para mí, me importa un carajo el divorcio. Él no puede sacarme ni las cortinas de la casa, está sucio como una papa y tengo pruebas de eso, así que se va a tener que meter los papeles en el orto. Capaz que le termina gustando. Mi tía parecía descompuesta. Se sentó en una silla y su mirada se perdió en los labios vaginales de mi madre. Recordé las esposas, fui hasta el cajoncito de mi cuarto, donde guardaba las llaves y liberé a Graciela. - Qué va a pensar Mario ...