1. ISIDORO, MARTA, CAROL Y AURORA


    Fecha: 31/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lo rascaba, pero pasado un minuto, ya era mucho rascar. Vi como se llevaba una mano a las tetas y se acariciaba, primero una y después la otra. Se apretaba los pezones... Carol le aprendiera a correrse y por lo visto había más de una manera. Poco más tarde, mi esposa rascó más aprisa. Sentí un "¡Oh!" Se encogió, y en posición fetal, se sacudió haciendo temblar la cama. Acabó de correrse. Me di la vuelta, Me echó una mano por la cintura, acercó sus tetas a mi espalda y se echó a dormir. Yo estaba empalmado, y no era para menos, había visto a mi esposa tirando una paja hasta correrse. No quise violentarla y hice como que no oyera ni viera nada. Dos días más tarde fuimos al Derby de Epsom, mi esposa, Carol y yo. Aquello parecía los carnavales. Las mal llamadas damas llevaban unos sombreros que rozaban el ridículo, más que mujeres parecían espantapájaros. Ellos, caballeros y gente de la nobleza, con sus smokings a rayas y sus sombreros de copa no eran más que unos estirados. Lo único que me gustó de aquel lugar fueron los deportivos y los Rolls Royces en los que llegaban, y los caballos. ¡Qué preciosidades de caballos! Charly, un amigo mío, inglés, que trabajaba en el Manor, que fuera Jockey y se arruinara con las apuestas, me dijera que si algo tuviera lo apostaria todo a Troy. No me fié de él, Troy estaba 7 a 1. Llevaba conmigo 50 libras para apostar, pero le aposté 1 libra. La hostia es que Troy, ganó, y yo me quedé con un palmo de narices. Después de la carrera, mi esposa, ...
    ... Carol y yo, fuimos a dar cuenta de la tortilla de patatas y de la botella de vino tinto que lleváramos para la ocasión. Comimos y bebimos. Era un día primaveral de la primera semana de junio. Al acabar de comer, Carol, que llevaba puesto un short, camiseta blanca que marcaba sus pezones, y unas zapatillas de deporte, sentada en la yerba, con un dedo, le rozó una pierna a mi esposa, que llevaba un vestido verde que le daba por encima de las rodillas. y le preguntó: -¿Se lo dijiste? Mi esposa, que era una morenaza con todo muy bien puesto, como buena gallega, aún sabiendo por lo que le preguntaba, le respondió con otra pregunta. -¿Lo qué? -Lo de hacer un trío. Yo, que estaba al loro de todo, le dije a Carol. -Cuando quieras. Marta y yo estamos dispuestos, Carol no quería perder el tiempo. -Mis padres tienen long day (día largo) y no llegan hasta la noche. Recogimos. Subimos a mi viejo Fod Cortina. En unos minutos estábamos en casa. Ellas se fueron mientras aparcaba el coche. Cuando entré por la puerta vi a mi esposa y a Carol dándose un morreo. Parecía que se estaban comiendo vivas. Al llegar yo subieron las escaleras. ¡Qué par de culos! Mi pollla, que ya se empalmara al verlas morreándose, latía una cosa mala. Al llegar a nuestra habitación, sin decir palabra, mi esposa empezó a desabotonarme la camisa y Carol me bajó el pantalón y los calzoncillos. Aún mi esposa no acabara de quitarme la camisa y ya Carol, en cuclillas, tenía mi polla en su boca. Mi mujer la miraba, extrañada, ...
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