Amantes hermanos
Fecha: 01/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... permitieran, pero ellos no debían saber nada de lo nuestro porque no lo entenderían. Salimos de la confitería siendo las 19.30 hs., era temprano para volver a casa, nos miramos en forma cómplice y nos encaminamos a un hotel de la zona. Para tener algo más de tiempo llamamos a los chicos y les dijimos que había surgido una cena con clientes por lo que nos demoraríamos en regresar, que ellos cenaran y no nos esperaran. Lo primero que hicimos al entrar en la habitación del hotel fue prendernos en un beso que expresara toda nuestra pasión. Mientras lo hacíamos Andrea me fue sacando la corbata y la camisa, yo a su vez la remera y el corpiño. Ya con sus tetas al aire comencé a masajearlas y pellizcarle delicadamente los pezones. Estos ya estaban duros como señal de la excitación de mi hermana. Andrea me besaba y mordisqueaba la oreja. Bajé mi cara y me prendí a sus tetas con desesperación. Desabroché la pollera cayendo al piso, ella bajó el cierre de mi pantalón y sacó la pija que estaba a 100. Se agachó y comenzó a besarla y chuparla. Cayó también mi pantalón y slip. Yo le bajé su tanga y quedamos ambos totalmente desnudos. Caimos en la cama e iniciamos un 69. Mi pija entraba y salía de su boca como si esta fuera una vagina, yo mientras tanto con mi lengua entraba y salía de su concha y mordía su clítoris. Llegaba también a su agujerito posterior. Jadeaba y pedía más. Al estar por acabar quise salir de su boca, no me dejó, por el contrario aceleró y cuando acabé Andrea su tomó ...
... toda mi leche. Ella también alcanzó su orgasmo y llenó mi boca con sus deliciosos jugos. Nos dimos vuelta y en un beso apasionado nos intercambiamos jugos, saliva y semen. Era de un gusto delicioso, era el gusto del placer. Quedamos abrazados frente a frente, ella se acurrucó en mi pecho. Esto me dio mucha ternura y una sensación de tener que protegerla para siempre. Luego de un rato mi hermana comenzó a jugar con la pija, y esta comenzó a crecer hasta alcanzar nuevamente su plenitud, fue allí cuando Andrea me pidió que la hiciera suya, que la penetrara. Giré, quedé boca arriba y ella subiéndose tomó la pìja y la dirigió directo a su concha. Se dejó caer y esta se enterró toda. Andrea subía y bajaba, entraba y salía, sus tetas se movían al compás de sus movimientos. Giramos de manera que ella fue la que quedó debajo, tomé sus piernas las acomodé sobre mis hombros y apsé a ser yo quien se movía ahora. Todo esto sin dejar de penetrarla, no quería perder en ningún momento este placer. El haber tenido ya un orgasmo nos permitió prolongar esta satisfacción y lograr un placer mayor. Pero todo tiene sus tiempos y Andrea dio señal de alcanzar un nuevo orgasmo, Aceleré mis movimientos y juntos acabamos entre gritos y jadeos. Habíamos perdido la noción del tiempo, realmente con mi hermana el placer que sentíamos era tal que este no existía. Volvimos a casa a una hora tal que nuestros sobrinos no sospecharan, de haber sido por nosotros hubiéramos seguido hasta bien entrado el día. A lo ...