1. Grabando a la sirvienta


    Fecha: 02/02/2018, Categorías: Hetero Autor: astaroth, Fuente: SexoSinTabues

    ... latía gustoso en lo más profundo de ella; a ratos le daba uno o dos empujones para después seguir disfrutando aquellas cumbres mientras ella ya jadeaba para respirar. “Ya joven… te falta mucho?” preguntó en un suspiro. “Uy Tere, mejor ni hagas planes de aquí a las tres” (pasaban unos minutos de las doce). “Cómo de aquí a las tres?” “O si prefieres me vengo y le paramos, pero a las tres les enseño a mis jefes qué andabas haciendo” “No joven eso no, no seas malo conmigo” “Quién es malo Teresita, al contrario, yo quiero ser bueno contigo, y tratarte bien; muy, muy bien” y con ésta última frase la jalé de las caderas, empujando tanto como me era posible y haciéndola soltar un gemido ahogado; “tú flojita y cooperando y vas a ver qué bien te va” Ya un poco más descansado continué con bastantes más ganas, y entonces sí me di rienda suelta con ella, pistoneándola rápido y fuerte, gozando con aquella excitante situación, mordisqueando de vez en vez aquellas tetas que desde que las vi me tenían loco hasta que no pude más. Con un fuerte gemido tensé todo mi cuerpo, empujando tan dentro de ella como me era posible, mientras un fuerte chorro de semen era disparado de mi miembro, seguido de otro, y otro más, que se sentían como si fuese a derretirme en su interior; hacía ya un buen rato que no tenía un orgasmo tan intenso como aquel, que traté de prolongar tanto como me fue posible, dándole embestidas cortas y rápidas hasta que no pude más y me desplomé sobre ella, recargando tanto peso ...
    ... como pude sobre mis codos y rodillas para poder seguir dentro de ella sin aplastarla. Exhausto, sudado, jadeando y completamente satisfecho, finalmente me faltaron fuerzas y me vi obligado a salir de ella para descansar un poco, tumbándome al lado suyo; desde luego para aprovechar el tiempo, la jalé hacia mí y continué dándome gusto con su anatomía. Siempre me ha gustado disfrutar de un buen beso francés tras un orgasmo y claro, intenté hacerlo con ella, sin embargo lo más que pude besarle fueron el cuello y las mejillas, pues movía su boca tan pronto la mía se acercaba, por lo que tuve que “conformarme” con lamer y chupar sus pechos, mientras mis manos se daban gusto con sus nalgas y le metía una pierna entre las suyas. Con el intenso cachondeo, nunca perdí por completo la erección, y apenas me sentí listo de nuevo, me puse otro condón y volví a la acción, ésta vez de perrito, lo cual me permitía acariciarle los pechos y el clítoris mientras seguía cogiéndomela. No sé si por las caricias extras, o la postura, pero en esa posición la hacía gemir con mucha más facilidad, gemidos que ahogaba en mi almohada mientras su interior se contraía deliciosamente alrededor de mí cada vez que acariciaba su botoncito de placer. No me quedó duda de haberle causado al menos, un orgasmo, pues cuando más concentrado estaba en las caricias, su interior me apretó deliciosamente mientras ella trataba inútilmente de disimular un gemido bastante largo, para después quitar mi mano de entre sus piernas ...
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