Grabando a la sirvienta
Fecha: 02/02/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: astaroth, Fuente: SexoSinTabues
... con la suya, pues seguramente había quedado por demás sensible. Contrario a lo que hubiese podido esperar, duré (o al menos sentí que duré) menos que la primera vez, quizás debido a la excitación y a la prisa de querer disfrutarla tanto como me fuese posible antes de que se acabara el tiempo, quizás porque haberla hecho gemir de placer me tenía excitado a mí también. Nuevamente me vacié (casi) dentro de ella, sujetándola con fuerza de las caderas mientras una nueva oleada de placer me invadía, empezando en mi miembro y siguiendo por todo mi cuerpo, acabando con toda la fuerza que pudiera tener. Ésta vez el cachondeo fue haciendo “cucharitas”, lo cual me dejaba manosear sus pechos a mi antojo, apretando sus pezones entre mis dedos mientras cubría sus senos con mis manos tanto como podía y con mi pierna, la jalaba hacia mí, frotando mi erección justo donde la espalda pierde su nombre. Nos quedamos así un buen rato, hasta que mi mano bajó entre sus piernas que de inmediato intentó cerrar, pero con una de las mías en medio le resultó imposible, y tuvo que soportar mis caricias sobre aquella sensible zona, que todavía estaba lo bastante húmeda para empaparme los dedos que me llevé a los labios… y eso fue todo. Una tercera vez, más por lujuria que otra cosa, nuevamente en posición de misionero y ésta vez mucho más relajada. Pasaban ya de las dos en el reloj, por lo que sabía que sería la última (al menos del día), así que decidí ésta vez tomarme mi tiempo para venirme, gozando de ...
... aquella atmósfera de lujuria y placer que se respiraba en el cuarto. Ésta vez simplemente pasé mis brazos bajo los suyos, y con mi cabeza al lado de la suya, comencé con un ritmo lento y pausado, frotándome contra su piel y sus pezones mientras respiraba hondo, disfrutando de cada embate mientras el tiempo perdía cualquier significado. Ese último orgasmo fue radicalmente diferente al primero, pues a cada latido de mi miembro dentro de ella, me sentía más tranquilo y relajado, tras finalmente haber disfrutado con ella a mi antojo. Ganas no me faltaban de una última sesión de cachondeo, pero el reloj continuaba su marcha y no nos convenía a ninguno que se despertaran sospechas. “Vamos a vestirnos Tere, antes de que llegue alguien” y le di una última nalgada al terminar la frase. “No les vas a enseñar nada verdad?” “Cómo crees Tere, promesa es promesa” Como realmente era ella la que importaba más que estuviera vestida, comencé a pasarle su ropa que se encontraba tirada por todo el cuarto. El sostén desde luego la ayudé a ponérselo y acomodárselo, al igual que la blusa que me aseguré, le quedara en su sitio y bien acomodada, sobre todo en la parte de los pechos. Faltaban veinte minutos para las tres cuando terminó de vestirse, y aún le temblaban un poco las piernas cuando se levantó para bajar las escaleras y así no levantar sospechas. “Tú tranquila Tere, te juro que nadie se va a enterar de nada, y te digo algo? La neta coges bien rico” un último “arrimón” acompañó ésta frase, y ...