UN ARDIENTE ESTRENO 2
Fecha: 05/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Galaeros, Fuente: SexoSinTabues
... aguantaba la presión de sus dedos en mis nalgas, consiguiendo abrir mi ano hasta el punto de que pude sentir el remolineo de su lengua en mi interior Uffff! que caliente estoy Al fin saco su lengua de mi culo, tomó de mis jugos y empezó a impregnar mi ano con ellos, imaginé lo que pasaría y por un momento tuve miedo, contemplando como él, tras de mí en la misma posición, empezó a ordeñar mis pechos y el tremendo tolete cabeceando de un lado a otro, amenazante... pavoroso. – por favor, Le suplico, - no me vaya a meter eso por allí... Susurré casi desvanecida mirándole la pinga. El no contesto pero siguió acariciándome los senos colgantes, especialmente pellizcando los erguidos pezones de una forma tal que me quitaba todas las fuerzas de resistencia, que me estaba colocando a su merced. – por favor... no... no... no me la vaya a. Le pedí ya casi vencida... Él siguió con lo suyo, sabiendo que me estaba enardeciendo, que me estaba preparando para lo que quisiera hacerme, sus manos separaban mis nalgas, al mismo tiempo me empujo suavemente hasta que mis pechos quedaron aplastados bajo mi cuerpo y mis nalgas alzadas, en esa posición siguió trabajando con sus dedos –oooh.. nooo... mmmh.... Me queje débilmente al sentir invadido mi huequito – relájate tranquilízate, te prometo que no te dolerá nada Me dijo – no quiero, no quiero... - tengo miedo. Le dije, pero sin hacer nada por tratar de extraer sus dedos que seguían remolineando la entrada de mi recto. El noto mi temblor y mi ...
... miedo, me explico pacientemente que no había por qué temer, que todo era cuestión de relajamiento y un poco de técnica para lograr el desfloramiento del diminuto orificio, que no debía temer, que era necesario que dejara de estar tensa y que debía colaborar. Y mientras me hablaba sentí que por fin saco sus dedos colocándose tras de mí, pegando su vientre contra mis nalgas y abriéndome con los dedos de una mano el huequito, me comenzaba a penetrar, al principio en mi fue de pánico que aumentó cuando sentí la boluda punta de su miembro estirarme los pliegues de mi ano y tratando de entrar a como diera lugar. Un pánico brutal de que me fuera a rajar o que el dolor me fuera insoportable, un pánico que aumento cuando percibí claramente como su miembro se abría paso en una ruta estrecha jamás transitada, la metía despacio para irme acostumbrando al dolor, que poco a poco se convertía en placer y para mi asombro ninguna de las dos cosas sucedió, ni el temor de que me fuera a desgarrar ni el dolor fue insoportable. Por el contrario, a pesar de la sensación de llenura que me producía aquel enorme aparato penetrándome los frágiles y sensibles pliegues de mi ano, la sensación era hasta cierto punto soportable porque él, dejaba de embestir a ratos, mientras extraía fluidos de mi vagina y los embarraba en su tronco, para que poco a poco me fuera acostumbrando al ataque, para que mi apretado conducto se fuera ajustado paulatinamente al grosor de su pavorosa tranca y se pudiera deslizar mejor en ...