1. Le dí mis conocimientos y mi leche


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Recuerdo que acababa de llegar al pueblo a descansar unos días a casa de unos amigos. Tras finalizar mis estudios sanitarios, sólo me quedaba recoger el diploma para poder incorporarme a la vida laboral como auxiliar sanitario. Habían sido unos años muy duros y por fin podía descansar sin preocuparme para nada de los libros ni las prácticas. Nos disponíamos a tumbarnos a siesta mi novia y yo cuando aquella señora llegó corriendo a casa de mis anfitriones. Al parecer su hija se había resbalado en la bañera y se había dañado, por lo que había recurrido a esta casa al saber que en ella pasaba las vacaciones un "doctor" como allí se decía. Cogí mi pequeño maletín, en el que guardaba algunos enseres médicos y me dispuse a acompañar a la buena señora. Como era un pueblo de montaña, allí no había carreteras transitables, por lo que tuvimos que andar más de media hora a paso veloz para llegar hasta la cabaña en dónde vivía la señora. Al llegar allí, junto a mi compañero y la dueña de la vivienda, me llamó la atención el lugar. Parecía la casita dónde vivía el abuelo de Heidi. Era una vivienda de madera, rodeada de pastos y árboles y con diversos animales correteando por fuera de las puertas. Entramos y subimos al piso de arriba por una escalera rústica de madera. Pasamos al cuarto. Allí, entre penumbras descubrí un cuerpo acostado en la cama. Abrí la contraventana para poder mejor. Lo que descubrí tras destapar el cuerpo casi me hace desfallecer. Entre las sábanas descansaba una de ...
    ... las chavalitas más hermosas que jamás había visto en mis 22 años de vida. La chica se encontraba dormida. Le dije a la madre que iba a examinarla para descartar alguna fractura, y que después, dependiendo de mi diagnóstico, pediríamos ayuda para poder bajarla al pueblo si necesitaba asistencia hospitalaria. La madre y mi amigo asintieron y nos dejaron sólos. Escuché cerrar la puerta y bajar las escaleras que crujían con cada paso. Me acerqué a la chiquilla y le hablé al oído mientras le tocaba la frente para ver si tenía fiebre. La chica abrió un poco los ojos y me miró. Le pregunté su nombre. Me dijo que se llamaba María y que tenía casi 15 años. Me interesé por como había sido su accidente. Tras explicarme con detalle su caída, comencé a palparle el costado, pues era el lugar más dañado. Le destapé un poco la sábana y palpé sobre su blanco camisón. Me dijo dónde le dolía. -Me dejas que te levante un poco la ropa para verte mejor...- pregunté. Ella sintió con la cabeza. Lentamente le subí el camisón dejando al descubierto sus rodillas. Tanteé su pierna para descartar roturas. Le palpé las rodillas y los muslos con interés médico al principio que poco a poco fue dejando paso a mi curiosidad morbosa de hombre. Con disimulo me recreé en sus muslos mientras le hacía preguntas insignificantes para desviar su atención. Seguí subiendo el camisón. Ahora descubrí sus braguitas blancas. Me llamó la atención la oscuridad que se trasparentaba bajo la blanca tela. Le palpé los costados. ...
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