1. Angel de la guarda (II y final)


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... autómata recibiendo órdenes por control remoto, alcé en brazos a mi hembra y me dirigí al dormitorio, necesitaba sorber de su néctar, palpar su cuerpo, la necesitaba a ella. La deposité en la cama y sus brazos rodeando mi cuello me atrajeron hacia los labios que durante dos semanas y algo más había extrañado tanto, mi cuerpo se posó encima de Silvia y sentí esos deliciosos senos bajo mi pecho, la abracé con tanta fuerza que parecía querer fusionarla conmigo para que nunca se alejara, para siempre tenerla conmigo. No era conciente de lo que hacía y solamente sentía mis labios recorrer los suyos, besar sus mejillas, sus orejas, su cuello, esos lindos ojos, los hombros, quería comérmela toda y no dejar nada para nadie. Cuatro manos se habían dedicado sincronizadamente a despojar de sus prendas a dos cuerpos envueltos en llamas de pasión, los que en cuestión de segundos quedaron completamente disponibles el uno para el otro; en la habitación solamente se escuchaba la jadeante respiración de Silvia y los sonidos que mis labios y lengua emitían al recorrer la humanidad de mi hembra, sus intimidades, todos sus rincones. Mi virilidad ya conocía muy bien el orificio anal de Silvita pero era totalmente desconocido para mi lengua, por lo que me pareció que era la ocasión propicia para darle la oportunidad de hacerlo, o de lo contrario me habría quedado la sensación de haber visitado Moscú sin haber ido a la Plaza Roja, así que con cierto recelo fuo abandonando el clítoris y comencé un ...
    ... deslizamiento hasta alcanzar la retaguardia femenina; ese botoncito delicioso que tantos placeres me había brindado en más de una ocasión. Silvia se mostró gratamente sorprendida al comprender mis intenciones, pues en varias oportunidades me lo había pedido y siempre había evadido complacerla en ese aspecto, pero en ese momento eran distintas las circunstancias, era una necesidad imperiosa para mí y una delicia para ella. Elevando las piernas y ladeando el cuerpo me proporcionó una posición más cómoda, de inmediato inicié la perforación que me había propuesto y el placer de hacerlo me brindó mayor inspiración de la que yo mismo esperaba, sentir el interior de su culito con el tacto y el gusto a un tiempo, era más delicioso de lo que pude imaginar; mi lengua perforaba el ano, el pulgar de mi mano derecha penetraba la conchita mientras el índice acariciaba el clítoris y los restantes dedos se clavaban en las proximidades; la mano izquierda se encargaba de estrujar los senos y mi brazo acariciaba el sudoroso vientre, creo que fue la única vez que varias partes de mi cuerpo trabajaban en pos de un mismo objetivo. Mi protegida estaba enloquecida y gemía sin cesar, su cuerpo se convulsionaba cómo castigado por un ataque epiléptico, aprisionaba mi cabeza con fiereza y pedía que metiera mi lengua más adentro; tarea imposible debido a la longitud de mi órgano. Una vez saciado el deseo y habiendo elevado a Silvia hasta una excitación frenética, me arrodillé en la cama para penetrar la ...