1. Nuestra soledad nos traiciona (2ª parte)


    Fecha: 09/02/2018, Categorías: Incesto Autor: stukka15, Fuente: CuentoRelatos

    ... ella se echaba más hacia abajo, su trasero se elevaba más hacia mí. Fue entonces cuando note un brillante liquido salir de su coño virgen, escurría como emulando un chorro de miel, lento y algo espeso, bajaba poco a poco por efecto de la gravedad. Sin pensarlo, lo capture regresándolo a su lugar de salida, acariciando su concha para quitar el excedente. Apenas la toque, Sandra respingo y comenzó a temblar. Sin reclamo aparente ni resistencia, volví a rozar su sus labios como extrayendo nuevamente su fluido. Sandra se estremeció nuevamente y sin más disimulo comencé a acariciarlo con sumo cuidado de no parecer evidente ni tosco. Apenas rozaba el largo de dos de mis dedos, recorriendo horizontalmente su concha, cuando Sandra tuvo un espasmo. ― Si te incomodo dime y… Sandra seguía muda, su cuerpo se movía en vaivén como exigiendo que continuara aquel frote delicioso. Incomodo porque su blusa casi tapaba la vista más hermosa del mundo, levante con la mano izquierda su prenda hasta dejar visible su cintura y todas las nalgas. En este proceso rocé también la piel de su espalda, suave y tersa aunque de consistencia más firme que el resto de lo que tocaba. Pase mi mano derecha por abajo rumbo a su concha, en una ruta totalmente a ciegas. Apenas acaricie su clítoris disparo un fuerte espasmo acompañado de un breve orgasmo. Seque todo y acaricie por ultimo sus nalgas, sus muslos y despeine un poco el recortado coño que seguía invisible por el lado de enfrente. ― Listo Sandra, ya ...
    ... termine. Sandra seguía inmóvil, a pesar de que yo me incorporaba para cambiar de turno. Poco a poco se movió, tomo la pequeña toalla y se aseo un poco la humedad que empapo toda la zona. Giro poniéndose de pie y me sonrió nerviosa, estaba color tomate. Se vistió, cambiamos y fue mi turno. Esperaba que ella también se propasara un poco pero no lo hizo. Acaricio mi pene en busca de vellos y fingió cortar algunos mientras lo aferraba totalmente erecto. Al girar y mostrarle mi trasero, lo acarició tiernamente como reconociendo cada milímetro y unos minutos después, paso su mano debajo de mis piernas y sujeto mi pene totalmente erecto. Lo acaricio sin prisa, seco algunas gotas que salían de él frotándolas contra el largo tronco. Acarició mis testículos y regreso a las nalgas. Minutos después terminaba. Apenas y recobramos la normalidad, Sandra volvió a la regadera. Apenas termino, salió y se paró frente a mí con el mismo atuendo. ― Quedó preciosa y limpia, eres un experto. Pasaron varios días y pensé que deberían pasar muchos más para repetir el corte. Que equivocado estaba. Como a los diez, día del inolvidable evento, dormitaba en mi cama como a las 11 de la noche cuando sentí que alguien se sentaba al borde. Sorprendido reconocí entre penumbras la silueta de Sandra. ― ¿Estás bien? ― Sí. ― ¿Entonces…? ― ¿Puedo acostarme junto a ti? ― Ándale pues acuéstate, yo ya casi me dormía. Intrigado, cerré los ojos y fingí dormir mientras Sandra se acostaba a mi lado, pero la verdad estaba ...
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