Nuestra soledad nos traiciona (2ª parte)
Fecha: 09/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: stukka15, Fuente: CuentoRelatos
... panorama. Mi hermana, toda una mujer, hermosa, caliente, se estrenaba como mujer, mi pene la penetraba, su cuerpo se estremecía al tiempo que recibía los impactos de las acometidas. Su coño virginal ahora me pertenecía, era mío, podía comerlo y penetrarlo cuando lo deseara. ― Cógeme hermanito… así, así… cógeme, métela, así, así. A punto de venirme descanse, salí de ella pensando que me agrediría ahora que tenía oportunidad, pues la tome sin su consentimiento. Me recosté dudoso, me miró y me besó largamente, acariciando mi rostro. Con su mano me acaricio el pene manteniéndolo firme, como esperando más acción. ― ¿Te lastime?, no pude resistir… ― Lo sé, no me hiciste ningún daño, nada que pudieras evitar, solo… solo me convertiste en mujer, tuya solo para ti. Sandra descansó un poco y después se montó sobre mí, rozaba su concha con mi pene como antes, asustada e impresionada por el color rojizo de sus fluidos. Pronto mi erección regresó, Sandra la disfrutaba, su clítoris raspaba mi pene y la excitaba en exceso, cuando finalmente, ayudada por su mano, lo introdujo en su concha y bajo su cuerpo hasta que sus labios devoraron completamente mi palo. Reposo un poco, disfrutando aquella nueva sensación. Su cara miraba el techo, su boca completamente abierta, sus muslos postrados sobre mi eran hermosos, su cintura, sus senos, todo era hermoso. Comenzó a menearse en círculos, a subir y bajar hasta que volvíamos a coger a buen ritmo. Sentía como topaba en su interior, como lo ...
... disfrutaba ella, sin escuela, sin maestros, se movía por instinto, me culeaba como toda una experta, definitivamente lo disfrutaba igual que yo. De pronto sentí venirme, trate de avisarle sin resultados, la tome de la cintura y me vine entro de ella. Casi de inmediato ella se vino y apretó con sus piernas para disfrutar más su venida. Se recostó a mi lado y se durmió agotada. Por la mañana, la luz del amanecer me descubrió a Sandra totalmente desnuda y boca abajo, despeinada y hermosa. La sabana apenas mostraba señales de sangre, no así mi pene repleto de ella. Mientras besaba su mejilla, decidí ducharme. Apenas entre al agua cuando Sandra entró, abrió la cortina y me besó. Nos duchamos en silencio, nos enjabonamos y yo limpie su concha, la tallaba suavemente provocando un poco de agua colorada caer hacia la coladera. Ella me aseó mi pene y termino de bañarme como una madre cuidadosa que asea a su pequeño. Mientras terminaba se apoderó de mi pene y me dio una mamada deliciosa. Al secarnos nos abrazamos y salimos desnudos a nuestros cuartos. Apenas me vestí, la alcance en la cocina, lucía radiante, hermosa. ― No iré a trabajar por unos días, quiero cuidarme un poco el sangrado y… ― No tienes que explicarme, cuídate vuelvo cuando antes. Sin darme tiempo, bajo mi cierre, desabrocho mi cinturón, desabotonó la mezclilla y comenzó otra mamada deliciosa, devorando esta vez, toda mi leche. Mi hermana ahora era mi mujer, mi hembra, mi amante, mi compañera y ella lo sabía tan bien como yo. A ...