1. Piedra, papel o tijeras -2


    Fecha: 10/02/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: juliuspartacus, Fuente: CuentoRelatos

    ... llegar a la puerta, me quito en un instante mí la ropa, quedándome totalmente desnudo. Desnudo y empalmado. Abro la puerta y ahí está ella, encima de la cama, bocarriba, exhibiendo su completa desnudez con una media sonrisa. La luz de la lámpara de la mesilla de noche me permite verla con claridad. Su espalda reposa sobre la almohada que la mantiene medio sentada, medio tumbada, y sus torneadas piernas dobladas, apoyando las plantas de sus pies sobre la cama, me impiden ver su sexo. Entro en el dormitorio, dejando también que se cierre la puerta a mi espalda, y la oigo decir con voz profunda M. ¡Ven aquí! Me acercó lentamente hacia la cama, sin dejar de observar sus hermosas piernas que todavía juntas me impiden ver su más preciado tesoro. Noto como la cara me arde, es como si tuviera fiebre, fiebre de deseo. Estoy a los pies de la cama, frente a ella. Todo va a cámara lenta, el tiempo pasa despacio, los segundos parecen minutos y deseo que dure siempre, que no acabe nunca. Pongo una rodilla sobre la cama, luego la otra, gateó hacia ella, que ahora sí que se abre de piernas, lo suficiente para permitirme el acceso a las puertas del cielo. Me meto entre sus piernas. Una mata de vello púbico indica el camino hacia su vagina. Se ven claramente sus labios, abiertos, ansiosos, de ser cogidos. Mis manos se posan sobre sus caderas, sobre sus glúteos calientes y duros. Levanta sus piernas y coloca sus muslos sobre mis hombros. Bajo mi cabeza y la beso entre las piernas, en su ...
    ... clítoris. Un beso sigue a otro, un lametazo a otro. Su sexo sabe dulce, muy dulce, como a naranja, como a miel. Me tumbo bocabajo sobre la cama, estirado, con mi boca sobre su vulva, y lamo, lamo, lamo. La noto estremecerse, la oigo gemir, la saboreo, disfruto de su sabor, de su olor, de la suavidad de su carne, de su piel. Recorro con mi lengua, con mis labios sus labios, su clítoris, la entrada a su vagina. Se me hace la boca agua. ¿Son sus jugos o los míos o son los de ambos? Noto sus manos sobre mi pelo, que me susurran M. ven métemela Y yo, obediente, gateo sobre la cama, entre sus piernas, recorriendo con mi lengua, con mis besos su vientre, sus tetas, sus labios. Nos fundimos en un abrazo, mientras nuestras bocas se unen apasionadamente, entrecruzando nuestras lenguas, nuestros fluidos. Nuevamente me murmura al oído M – métemela métemela Mi verga tiesa y dura se restriega insistentemente sobre su vulva, una y otra vez, hasta Un susurro en mi oído M –espera Suavemente su mano, sobre mi pecho, me empuja, tumbándome bocarriba sobre la cama. Se monta a horcajas sobre mí, dándome la espalda, ofreciéndome sus nalgas, duras, macizas, morenísimas, y, cogiendo mi verga inhiesta, se la mete en su húmeda vagina. Ahora es ella la que cabalga, cabalga y cabalga, y mis manos, mis ojos recorren sus caderas, sus glúteos, sus orificios, acariciándolos, sobándolos. El movimiento de sus glúteos me hipnotiza, como se contraen y relajan, como se mueven sus músculos en cada bote, en cada balanceo. ...
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