Empachadita de sexo
Fecha: 15/02/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Recuerdo que por aquellos días andaba con unas ganas tremendas de tomarles la leche a varios machos al mismo tiempo, y también que mi mejor amiga se había agarrado flor de gripe. Yo solita no reunía el suficiente valor para hacerlo por mi cuenta. Confiaba en proponérselo a ella, que es la más capacitada en la materia. Yo me sentía sin tantas armas de seducción. No es que fuera una fea chica, pero tengo muchos complejos con mi cuerpo, a pesar de que los varones a esa edad no son nada exigentes. A ellos se les para con solo escucharnos decir concha, pija, pete o bombachita! A mí siempre me gustó compartir travesuras con alguien, y si era con alguna de mis amigas mejor. Así que después de economía les pedí a Pablo y a Esteban que me acompañen a lo de Ana para llevarle lo que había que estudiar para la semana siguiente. La muy turra estaba por quedar libre, y había faltado 3 días seguidos! Además estaba segura de que se alegraría de vernos. Especialmente a ellos, que la tenían re loquita. Entonces salimos de la escuela, comimos una hamburguesa en un barcito, pasamos por mi casa a buscar algo de dinero y nos tomamos el colectivo, ansiosos por llegar a lo de nuestra diosa de la calentura. Ni bien toqué el timbre nos abrió su abuela más malhumorada y nerviosa que de costumbre. Ella nos llevó hasta la puerta del cuarto de Ana mientras nos contaba que había tenido fiebre toda la noche, y que no era saludable para ninguno que nos quedemos mucho tiempo. Esteban dijo que solo ...
... estaríamos media horita, y cuando más o menos la convencimos entramos. Apenas la vieja se fue, quejándose porque le cortamos su sagrada siesta, nos mandamos sin permiso. Ahí estaba nuestra Anita. Despatarrada en la cama, con las tetas al aire, sus All Star desatadas sobre el acolchado, su shortsito desgastado y viejo pero divino, su mirada fija a la pantalla de la tele, que le mostraba una porno subtitulada, y con una de sus manos en la entrepierna. El que no sabía que Ana era la pajera más chancha y calentona del aula, no asistía a nuestro colegio. Además, yo la conocía mejor, ya que le como la conchita en mi cama cuando nos juntamos a estudiar desde que me confesó que le gustan las chicas. Nos maravilló encontrarla así! Enseguida Esteban cerró la puerta con llave, y mientras Pablo comentaba algo acerca de la peli, en la que un negro le hacía la cola a una azafata perrísima luego de pegarle en las nalgas con su enorme poronga en un avión que, al parecer estaba a punto de estrellarse, yo me acercaba lentamente a ella. Primero le acaricié esas tetas turgentes a las que les dedico las mejores pajas de mi vida, la mimé con algunos piquitos y regresé a sus pezones al borde de explotar para lamerlos como sé que le excita más. Le fascina que los envuelva con mis labios para estirarlos y soltarlos con furia, y que le dé golpecitos con la punta de la lengua. Pronto le puse mi orto en llamas atrapado en mi jean elastizado sobre su cara para frotarlo, cuando Pablo ya le lamía las piernas ...