Jacinta, la mujer del capador
Fecha: 15/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos
Hace mucho, mucho tiempo, cuando yo era una bala perdida, vivía en una aldea, en la que también vivía una hembra por la que se vertió más leche en pajas de mozotes de la que da una vaca lechera al día Esta hembra tenía 22 años, en aquellos días estaba preñada de unos cuatro meses y tenía un hijo de nueve meses. Era de estatura mediana, y no es que fuera guapa, pero tenía unas tetas y un pandero... ¡Qué tetas y qué pandero! El capador, su marido, debiera dejar de follar con ella, o eso parecía por la forma que tenía Jacinta de mirar a todo hombre follable, pero siendo el marido capador había que tenerlos bien puestos para entrarle. Tino no los tenía, pero pasó lo que pasó, y al final se la folló Voy a contar en primera persona lo que me dijo: -Ocurrió así. Yo estaba estudiando y fui al monte en busca de minerales, cuarzo, mica, feldespato... minerales para llevar a clase. Llegué a una cantera abandonada, donde lejos de las piedras crecía hierba verde, y la vi. Tenía la vaca apastando y ella le tiraba de una ubre y se bebía su leche. No tuve que ver más, me escondí entre unos arbustos. Saqué la polla y comencé a menearla. Al ratito, mi prima Jacinta, se levantó el vestido y metió una mano dentro de las bragas. Yo estaba a punto de correrme. Me pregunté. "¿Voy, no voy, voy, no voy?" Fui. Ya no me acordaba de quien era su marido ni hostias. Jacinta me vio llegar con la polla en la mano, y debía de estar tan cachonda, que en vez de alarmarse, me preguntó: -¿Anda por ahí alguien ...
... más, Tino? -No, no vi a nadie. Sin parar de masturbarse, me cogió la polla, la metió en la boca y al momento la tenía llena de leche. Se la tragó como si fuera leche de vaca. Luego me dijo: -Necesito correrme o reviento. Se siguió masturbando y chupándomela... La puso otra vez dura, y cuando pensé que me iba a decir que se la metiera, se corrió. Al acabar de correrse, me dijo: -Lo necesitaba, primo, lo necesitaba. Mi marido me tiene a pan y agua. Le pregunté: -¿Echamos un polvo? -No puedo. Mi Carlitos está con su padre. Sólo vine a buscar la vaca y a desahogarme. Me fui a buscar minerales. Jacinta cogió la vaca y se fue para casa. Jacinta estaba muy buena pero era una zorra. Se las apañó para discutir con su marido y así ir a dormir a la casa de su tía, mi madre, sabiendo que esa noche iban a ir mi madre y mi padre a buscar café de contrabando a Portugal. Después de irse mi padre y mi madre, nos fuimos para cama. Ella se acostó con Carlitos en la cama de mis padres. Yo en mi sitio, en un viejo catre, que estaba separado por un tabique de esa habitación. Jacinta, pasado un tiempo prudencial, me dijo: -Ponle la tranca a la puerta. No vaya a ser que aparezca por ahí el saca huevos. Fui en calzoncillos a poner la tranca a la puerta. Cuando volví ya mi prima estaba en el catre. Yo le dije: -¿No estaríamos más cómodos en la cama grande? -La mancharíamos y nos descubrirían. En el catre ya está tu madre acostumbrada a ver el amarillo que deja la leche de tus pajas al secarse. Quita los ...