1. Jacinta, la mujer del capador


    Fecha: 15/02/2018, Categorías: Incesto Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... calzoncillos. Lo tenía todo bien pensado. Quité los calzoncillos. Ya estaba empalmado. Se quitó el camisón y las bragas. Después se quitó el sujetador. En las copas tenían unos pequeños algodones, que más tarde descubriría para que le servían. La luz de la bombilla del palo del camino, al estar las contras abiertas, entraba por la ventana y mostraba en todo su esplendor aquel cuerpo moreno. Sus tetas eran inmensas, tenían grandes areolas negras y tremendos pezones. Su coño estaba rodeado de una gran mata de pelo negro, sus axilas también estaban pobladas. Me dijo: -Cómeme el coño. En mi vida había comido un coño, es más, nunca había tenido uno delante. Metí mi cabeza entre sus piernas. Se lo lamí. Me encontré con un pequeño pantano de mocos. Al principio, con la sensación, casi vomito, pero una vez los probé me gustaron. Jacinta puso un dedo en el clítoris, que hasta aquella noche yo no tenía puñetera idea de que existiera, y me dijo: -Lámelo y chúpalo. Lamí, chupé y sentí curiosidad. Aparté los pelos con dos dedos y vi que de debajo de un pequeño capuchón salía una puntita roja. Apreté hacia atrás el capuchón y vi que la puntita era el comienzo de una diminuta polla. La lamí y Jacinta comenzó a gemir. Le gustaba. Después lamí, y lamí, no porque me gustara, si no porque Jacinta me dijo: -No pares, primo, no pares, más rápido, no pares, más rápido, no pares que me corro, que me corro que me corro que me corro que me corro que me corro que me corro. ¡¡Me corro!! ¡Y cómo se ...
    ... corrió! Encharcó las sábanas de jugo. Sus gemidos eran escandalosamente sensuales, y sus temblores de enferma. Al acabar de correrse, mi polla estaba mirando para el techo, y al ponerme a su lado y ver salir leche de sus tetas, casi echa a volar. No pude evitarlo. Le chupé las tetas y mi boca se fue llenando de leche. Jacinta, me dijo: -Bebe la quieres que me sobra. Hasta le tengo que poner algodones a los pezones para que no me manchen el vestido... Bebí hasta que mi polla no aguantó más. Le dije: -Te la tengo que meter. Date la vuelta. -Mejor, subo. Subió encima de mí. La muy zorra, como vio que me iba a correr, la metió en el culo y empujó. Me corrí como un bendito. Me iba corriendo y ella la seguía metiendo. Acabé de correrme y me siguió follando. Vi como metía dos dedos y comenzaba a hacerse una paja. Me preguntó: -¿Te gusta mi culo? -¡Ni te imaginas la cantidad de pajas que tiré pensando en él! -¿Me lo follabas en tus fantasías? - Sí. ¿Te te gusta que te lo folle? -¡No lo sabes bien! Mi polla, poco a poco se fue poniendo dura. Al tenerla tiesa le follé el culo con fuertes arreones... Sus tetas no paraban de soltar leche. Me las dio a chupar y se las mamé. Las chupó ella y bebió su leche. Con la leche cayendo por la comisura de sus labios, la besé, y después le dije: -¡Te voy a llenar el culo otra vez! Jacinta, que estaba a punto de correrse, sacó la polla del culo y la metió en el coño. Besándome y follándome muy despacito, me dijo: -Espera y córrete conmigo, -beso-, ...