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Las primas
Fecha: 18/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pudiera darme cuenta estaba junto a mí. ¿Te gusta lo que ves? Yo no sabía que responder pero me lancé, "Pues claro, las tres me gustáis mucho y los sabéis". Cogió su teléfono móvil y llamo al resto que estaban haciendo la mudanza para informarse de donde estaban con la excusa de que se trajeran algo olvidado. Cuando colgó..................... "No vendrán hasta dentro de un rato, ¿crees poder satisfacernos a las tres?" Yo no creía lo que estaba sucediendo pero es que era un sueño hecho realidad, entonces le dije "no se si voy a poder pero lo voy a intentar" Lo siguiente que recuerdo es mi cuerpo tendido en una toalla y tres mujeres acariciándolo. La más lanzada por supuesto era Vanesa que directamente agarró mi pene, que por cierto estaba erecto y duro como una piedra y empezó a hacerme una paja a una velocidad que tuve que decirle que parara porque iba a correrme en breves instantes y además en su cara. Eso creo que aún le dio más morbo y siguió dándome con su mano arriba y abajo mientras una de las otras besaba mis huevos y la otra me besaba a mí. Efectivamente me corrí y aunque os parezca mentira las tres corrieron a beber mi leche que, al ser la primera corrida, era abundante. Yo entonces pensé esto se ha acabado porque, aunque cuando me hago pajas me puedo hacer más de una rápido, cuando lo hago con mi mujer entre un polvo y otro pasa rato. Pero ellas ni siquiera me preguntaron. Vanesa aprovechó que estaba ahí abajo y antes de que se bajara mi erección paso su lengua ...
... por todo mi falo para limpiármela y se fue a la ducha a quitarse todo el semen de su cara porque acaparó mi polla con respecto a sus hermanas y fue la que más se llenó de mi preciado jugo. Elisabeth colocó su coñito a la altura de mi boca y no tubo que decir más nada. Comencé a mover mi lengua entre su clítoris mientras sus hermanas sorprendidas le preguntaban por qué. Ella les dijo: "la prima (es decir mi mujer) y yo hemos hablado varias veces de lo bien que come el coño su marido y doy fé de ello". Al oír eso me esmeré más aún y notaba como su coño soltaba su jugo de una manera impresionante. Jamás en mi vida sexual (corta, todo hay que decirlo) había conocido a una mujer tan húmeda. Aún me faltaba por conocer a las otras que os puedo anticipar eran exactamente iguales. Conseguí que se corriera en mi boca. Madre mía como se retorcía antes de llegar al clímax. Cuando dio el grito final, casi era como un vaso de agua sobre mi cara. Me había concentrado tanto en el coño de Elisabeth que descuidé un poco a las otras que entre ellas seguían calentado motores. Para entonces de nuevo estaba erecto y yo creo que más que nunca en mi vida, porque estaba pensando que ahora le tocaba a la que más me gustaba de todas, Sara. Quiso comerme la polla u rato, a lo que evidentemente no me negué. ¡Que maravilla! Su lengua era una delicia. Arriba, abajo y toda la polla para dentro de su boca. De vez en cuando me enseñaba la lengua llena de mi líquido preseminal. De pronto sentí una lengua ...