1. En el salón


    Fecha: 25/02/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola, soy nueva en esto, pero aquí esta una aventura que hace dos meses me pasó. Fue ahora que estoy en la universidad. Desde que empezamos la carrera, me gustaba uno de mis compañeros, se llamaba Gerardo, un perfecto espécimen masculino, alto, cuerpo musculoso, cabello negro, piel clara, ojos azules, yo babeaba por él. Nunca he sido muy lanzada, pero le mandaba una que otra señal de que me gustaba, como una sonrisa pícara, una mirada, si hablaba con él, me mordía los labios, en fin, cosas sin mucha importancia y que la mayoría de los hombres nunca entiende, pero para mi fortuna, él si las entendía. Para un trabajo, un profesor nos puso en equipos, más bien, en parejas, y por buena suerte, me tocó con Gerardo, estaba feliz. Ya llevábamos varios días de trabajo, pero íbamos atrasados, un día nos quedamos de acuerdo para trabajar en mi casa, estábamos en mi recámara, trabajando en la computadora, cada uno sentado en una silla, yo estaba escribiendo, y tuvimos varios roces con las manos y los brazos por lo juntos que estábamos. La confianza iba aumentando, cada vez nos sentíamos más a gusto juntos, otro día en mi casa, estuvimos a punto de darnos un beso, pero lamentablemente, mi hermana entró. Así estuvimos "jugueteando" todo lo que duró el trabajo, yo era feliz cada que teníamos que trabajar, lo miraba, quería tocarlo, besarlo, prendía algo en mi interior. Estábamos a unos días de entregar el proyecto, ya habían acabado las clases de ese día, Gerardo me dijo que nos quedáramos ...
    ... en el salón para acabar, y así fue. Todos fueron saliendo, menos nosotros. Al poco rato, nos dimos cuenta que parecía que éramos los únicos por esa parte de la universidad. Mi emoción crecía, el estar sola con él, en un salón, atardeciendo, sin gente rondando, hacía más emocionante el momento. Hablábamos, pero hubo un momento en donde callamos, nos miramos, y por un impulso, juntamos nuestros labios. Así estuvimos unos minutos, boca a boca, primero los besos eran suaves, con un cierto grado de timidez, pero fue pasando, y se volvieron más atrevidos, salvajes, apasionados, Gerardo besaba mi cara, mi cuello, mordía mis lóbulos y regresaba a mi cuello. Yo empezaba a sentirme húmeda, esos besos y caricias me ponían al máximo, también noté que algo empezaba a agrandarse en el pantalón de él. Ese día iba de negro, camisa, falda y unas calcetas, mi ropa interior también era negra, un bra y una tanga. Gerardo me besaba y me empezó a acariciar los brazos, la espalda, las piernas, tocó mis senos por encima de la camisa, los apretaba, jalaba mi pezón para pararlo más de lo que ya estaba. Yo no me quise quedar atrás, así que toqué sus piernas y fui subiendo poco a poco hacia su entrepierna, ahí estaba su paquete, caliente, duro. De mis senos, su mano bajó a mis piernas, la metió por debajo de mi falda, me acarició encima de la tanga, y notó que estaba mojada, lo cual lo prendió más. Con sus dedos hizo a un lado la tanga y los sentí en mi rajita que escurría, la acarició toda, me dijo al ...
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