Me cogí a mi profe
Fecha: 26/02/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... eran de sexto año. Más tarde consuela a una chica que lloraba por haber desaprobado un examen. Estaban en preceptoría, donde apenas se la sentó en la falda la enamoró con chupones intensos sin destino fijo, y de repente le bajó el pantalón para burlar a su tanga diminuta con su lengua y hundirla en su flor. Cómo se mojaba esa trolita! Pronto le pidió a una rubiecita que le muestre el color de su bombacha. Como ésta se negó la llevó al baño para darle toda la lechita en la boca, cuando la guacha con suerte si lograba manipular semejante pedazo. Esa era Camila, la abanderada. A la zorrita de Lula se la cogió contra la puerta del baño de nenas, y según él fue a la única que penetró en el cole. Casi me muero viendo cómo su poronga gruesa entraba y salía de la conchita más popular de sexto C con orgullo y sin una mueca de arrepentimiento. Casi al final del video se está pajeando en el baño con una bombachita impregnada en su nariz, hasta que le salta un toco de leche, y acto seguido se limpia la verga y las manos con un pañuelo negro. Mi cabeza había distorcionado hasta mi nombre. Después de eso no podía mirarlo ni para responder a sus consignas en clase. Su voz hacía que me acabe encima y sin tocarme, como en un tantra que me confundía. Unos días antes de que la primavera repiquetee en la ciudad con sus colores, me arrinconó cerca del bufet y me dijo al oído: ¡te gustaría que nos filmemos haciendo porquerías?! Me amasó las lolas apenas le dije que sí temblorosa, y el próximo día ...
... nomás comenzó el show. Cuando nos quedamos asolas en la sala de computación me tranzó, me pidió que me ponga en cuatro patas en una silla y que me pegue en la cola, me babee la cara comiendo un chupetín que, él mismo colocó en mi boca, y pronto que me arrodille en el suelo con el guardapolvo desprendido, la remerita y el corpiño subidos. Pero justo cuando mis ojos se emocionaban al ver cómo su pija emergía de su ropa para que mi sed lo haga gozar como tanto lo esperaba, alguien golpeó la puerta, y ante la duda nos arreglamos para no generar sospechas. Otra mañana me comió la boca medio de sorpresa en el patio mientras todos hueveaban en el recreo. Más tarde me manoseó en la galería, y apenas entramos a la cocinita donde casi nunca había nadie, persiguiéndome implacable me mordió la cola, me bajó el jean, besó y lamió mis nalgas, me corrió la tanga y tras escupirla me olió la chuchi fregando su nariz como un desaforado diciendo: ¡qué olor a putita cogida tenés perra! Otro día en la sala me recostó sobre dos mesas, se bajó hasta el calzoncillo, convirtiéndome en devota de ese pito perfecto, el que me hizo lamer sin introducirlo en mis labios, y con el que me azotaba la cara. Mientras tanto me apretaba las gomas y me hacía corazones con el dedo en la entrepierna sobre la ropa. Antes de irnos me paró contra la pared con las manos sobre ella por arriba de mi cabeza y dándole la espalda, dejó mi jean en mis rodillas, quiso que le menee la cola y, en breve sentí su termo hirviendo ...