Visitas inesperadas - Parte 3 - Relatos Eróticos

Visitas inesperadas - Parte 3

... me preguntó si estaba bien, si me ocurría algo distinto. Yo recordando el plan le dije sin verla que no, que en realidad estaba de lujo, que ya no me molestara más, que se fuera y me dejara tranquilo. Está bien hijo, perdón por molestarte- dijo apenada Ella ignorando mis palabras dijo con un tono ferviente: -¡Hijo pero qué sucio tienes tu cuarto! ¿cuántas veces debo decirte que lo limpies, mira toda esa ropa, mira todos esos libros botados y estos platos. A ver mi niño, dame eso. Acto seguido se puso a recoger y limpiar mi cuarto. Cuando me harté de los ruidos constantes que ella hacia detrás mía la miré, pero cuando lo hice me llevé una sorpresa muy intensa. Mi madre estaba sudorosa por el ejercicio previo con el culo en pompa justo enfrente de mí, su calcita en esa posición estaba tan apretada que aún no puedo creer que no se rasgara la costura. ¡pero que culazo, qué par de nalgas! Ella por su parte estaba tratando de levantar un libro ubicado debajo de mi cama hasta el otro extremo; su cabeza junto con sus brazos y la mitad de su cintura estaban adentro de ella. ¡Pero qué morbosa situación! Ver a mi madre así a dos metros de mí y encima con su calza mojada por el sudor del ejercicio previo, con sus espalda baja descubierta y esa adorable cintura me provocaron una excitación intensa Sin embargo aún recio en mi actitud le dije que parara de una vez y se fuera Ella por su parte ante mis palabras se levantó, se sacudió el polvo de su blusa jalándola en exceso dejandome mirar ...

... un poco más de la mitad de sus apetecibles senos blancos y hermosos, se acercó a mí, me enrolló con sus brazos, pegó sus grandes pechos sobre mi esplada y cuello y besó mi nuca con amor indescriptible. -Hijo, espero que ese enojo tuyo se vaya pronto, recuerda que yo te amo más que a cualquier otra persona, incluso más que a tu padre. -ya déjame tranquilo madre- lo dije, pero en realidad deseaba pedirle perdón. -sólo quiero que sepas que haría lo que fuera para estar contigo y no perderte mi vida- acto seguido quitó sus brazos, se dio la vuelta y se fue a paso lento y sensual de mi cuarto. ¿Pero qué? ¿qué es esto?- me pregunté- el vaivén de sus nalgas era hipnótico y muy descarado. ¿En serio mi madre vino hasta mi cuarto sólo para provocarme?- seguro lo estoy imaginando. Sin mayores dudas me seguí con mis tareas. Después de un par de horas de meditación y ya cansado decidí buscar a mi primo para contarle sobre la nueva actitud inexplicable de mi madre. Cuando llegué a su habitación, a la de huéspedes por supuesto, no lo encontré, pero sí su celular. Intrigado por lo desprotegido que estaba y tras recordar que la última vez que lo investigué había encontrado fotos muy picantes y comprometedoras de nuestras madres, decidí entonces volverlo a tomar. Esta vez no tenía contraseña y para mi sorpresa estaba conectado al wifi. Su whats por otro lado tenía como 3 mensajes sin leer, de modo que por curioso lo abrí. Cuando lo hice vi que los mensajes eran de mi tía, los leí y mientras lo ...