Mi joven hijo, mi semental
Fecha: 04/03/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... realizaba estos movimiento le miraba fijamente a sus ojos, que no perdían su aire aparentemente inocente, lo que me excitaba aún más. Al llegar a mi monte de Venus abrí descaradamente con mis propias manos mi raja para explicarle como era una vagina. A su vista quedó expuesta toda mi intimidad, totalmente húmeda y de un fuerte color sonrosado, que contrastaba fuertemente con el color negro de mi zona púbica. Le cogí su mano y la llevé a mi chocho para que pudiera palpar y sentir personalmente como era el órgano femenino, explicándole como se puede dar placer a una mujer. Dejé totalmente expuesto a su vista mi clítoris, diciéndole que ese "botoncito" era el que nos permitía a las mujeres llegar al orgasmo la mayoría de las veces. Estaba realmente embobado con esa visión, y su pene, como dejaba traslucir su corto pantalón estaba a punto de estallar. Le expliqué que las mujeres disfrutan más cuando le chupan el "botoncito", y al mismo tiempo que empujaba su cabeza delicadamente entre mis piernas para que me lo comiera. Ya no podía aguantar más. El no opuso ninguna resistencia y empezó a lamer suavemente con la punta de su lengua mi clítoris, dándome pequeños mordisquitos, lo que me provocó un salvaje orgasmo. Eran tan fuertes mis gemidos que Jorge pensó que me había lastimado. Tuve que explicarle que no eran gritos de dolor, sino de placer. Llevé otra vez su cabeza entre mis piernas para que siguiera lamiendo y experimenté una serie de continuados y maravillosos orgasmos, ...
... posiblemente los mejores de mi vida hasta ese momento. Solo pensar que era mi hijo quien me los producía me excitaba sobremanera. Después de más de cinco o seis orgasmos seguidos quedé rendida en la cama. Pero la cosa no podía quedar así porque mi hijo iba a explotar de un momento a otro. Para entonces los dos ya habíamos perdido todo recato y vergüenza. Le dije que se desnudara y frente a mí quedo expuesta una polla como nunca había imaginado que pudiera tener un chico a su edad. Fácilmente tenía un tamaño casi el doble que la de su padre. Calculo que podría llegar a los 25 cms. de larga, por no menos de 8 cms. de ancha. Literalmente me la engullí, aunque a duras penas cabía en mi boca. Inicié una espectacular mamada, chupándole su enorme y rojo glande y recorriendo con la lengua el tronco de su polla, donde resaltaban sus potentes y jóvenes venas. No me dio mucho tiempo a disfrutarla porque en pocos minutos me di cuenta que se iba a venir y aceleré el ritmo de la masturbación con ambas manos, soltando un inmenso chorro de espeso y caliente semen que me llenó la cara, tetas y pelo, tanta cantidad como si hubieran eyaculado tres hombres a la misma vez, y con una fuerza tremenda. Nunca había visto algo así, aunque después tendría oportunidad que eso era algo habitual en él. Quedamos los dos abrazados y tendidos en la cama, descansando, pero al poco más de media hora noté como su verga se hinchaba de nuevo. No lo pensé dos veces y la dirigí directamente a la entrada de mi vagina. Con ...