1. La isla de los placeres mortales (Enter the Dame) En 120.0


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... imaginación de las mentes más corrompidas. -Entonces el “Después”; es cuando se hace necesaria una de esas tertulias, si mal no entiendo, para compartir finalmente todos esos momentos, ¿no es así Ebba? -¡Oh si!, me encantan esas reuniones, respondió la entusiasmada escandinava, y estoy segura que a ti también te van a gustar, si tienes la oportunidad de ser invitada. -Ya veo dijo Paula, como eso de “Amazonasy esclavas”. -Es muy similar querida, pero ese, es otro “Jueguito”, le corrigió Ebba, el de esta noche se llama,“Gladiadoras & esclavas”, ahoravístete lo mas perra que puedas, que yo haré lo mismo, para que nos luzcamos en esta reunión preliminar que tendremos junto a Karl y sus amigos, no te olvides que ellos disfrutan solo con las mujeres más despiadadas y agresivas. Peroantes, ya sabes, iremos al calabozo a atemorizar a esas miserables. Las dos mujeres, luego de cenar en el muelle, dejaron sus habitaciones vestidas con trajes muy ceñidos, ambas con tacones y por cierto con todo desparpajo, para mostrar lo que tenían, Ebba lucía un corto vestido rojo, abierto a un lado, dejando ver su bronceada y tonificada figura, mientras la morena llevaba una cortísima prenda oscura, abierta también bajo la cintura, descubriendo y exhibiendo sus bellas y largas piernas. Eran aproximadamente las veinte horas, ya terminaba de anochecer, cuando las dos mujeres salían de sus aposentos para caminar hasta el final del pasillo. El sonido de sus tacos en el adoquinado alertó a una mujer de ...
    ... ceñuda mirada, y de unos cuarenta años, que estaba de guardia junto al calabozo, la que frente a ellas, les cercaba abiertamente el paso, advirtiéndoles enérgicamente: -Nadie puede visitar a las detenidas. -Hazte a un lado mujer estúpida o quieres que te arroje a los acantilados, le dijo Ebba. La mujer aludida tomó el bastón que llevaba, con la clara intención de querer usarlo en contra de la sueca, pero ágilmente esta se lo arrebató antes de poder terminar de levantarlo y con la otra mano la agarró vigorosamente del cuello, diciéndole: -¿Creo que no me conoces imbécil, o si?, la agredida mujer le respondió con temor: -Sí,...sí, sí la conozco. -Bueno deberías saber que no estás en condiciones de dar órdenes a quienes pueden revolcarte, le dijo la nórdica, ahora retírate y déjanos pasar a ver a estas necias recluidas, y desenfadadamente caminaron al interior de la prisión, a la vez que tiraba lejos el garrote que le había arrebatado a la timorata y madura guardia. La sensual y rítmica resonancia de los tacones de ambas mujeres en el duro pavimento al caminar las precedía sonoramente, por lo que las dos detenidas estaban ya sobre aviso del acercamiento de unas visitas, poniéndolas sorpresivamente en alerta a las ya angustiadas mujeres, añadiéndoles más estrés a sus impacientes estados, produciéndose desde ese momento, el efecto deseado, tal como lo había dicho Ebba; ocasionarles miedoantes del combate. -¿Como están?, las atienden bien aquí chicas, exclamó la rubia con su típico ...
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