Mi hija y el MSN - Parte 2
Fecha: 11/03/2018,
Categorías:
Incesto
Sexo Oral
Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos
La mañana siguiente transcurrió más lenta de lo habitual. No podía quitarme de la cabeza la imagen de mi hija con los senos casi expuestos y la revelación de que se había estado masturbando mientras charlaba conmigo la noche anterior. Mi cabeza daba vueltas alrededor de las ideas para lograr mi cometido de cogérmela, teniendo cuidado de no echarlo a perder todo por ser demasiado apresurado. Al volver a casa, tenía curiosidad por saber si Cristina cumpliría su promesa de andar por la casa sin ropa interior y, más aún, cómo le haría para hacérmelo saber. Cuando llegué, ella estaba sentada en el sofá de la sala, con el camisón que traía puesto la noche anterior. Cuando me vio, iluminó su rostro con una sonrisa y me invitó con un gesto a sentarme junto a ella. Hola papi. Como te fue hoy en el trabajo? – Me dijo. Tomé nota que ya casi nunca me decía papi, como cuando era una pequeña niña. Bien, mi amor – Le contesté sentándome junto a ella. Su cabello olía a mojado como si acabara de ducharse. Me la imaginé desnuda con el agua corriendo por su cuerpo delgado y sensual y me estremecí por dentro. Fíjate que hoy tuvimos una clase muy interesante en historia. ¿Sabías que la ropa interior es un invento relativamente reciente? La gente en la antigüedad no acostumbraba a utilizar nada debajo de la ropa… No lo sabía. Interesante. – Dije yo. El caso es que la maestra, que está medio loca, nos retó en la clase a que anduviéramos sin ropa interior por unos días para poder entender como ...
... eran las costumbres en esos tiempos… De verdad que tu maestra está bien loca. – Le dije riendo. Ya sabía por dónde iba la cosa y me sorprendí de la astucia de mi hija para cumplir con su promesa que había hecho la noche anterior. El caso es que dijo que si lo hacíamos y le presentábamos un reporte, nos iba a dar unos puntos de más para el examen y como no he andado muy bien de calificaciones con esa materia, le voy a tomar la palabra… ¿En serio? De verdad que debes estar desesperada por las calificaciones. Mira que debe ser incomodo… Eso pensé yo pero ni tanto. Empecé hoy al llegar de la escuela y te sientes, como te puedo decir? Más… más libre. Espero que no te moleste. Claro que no, hija. Si no me lo hubieras dicho ni me entero. – Le dije yo. Gracias papi. Eres un amor. – Me dijo mientras me daba un tierno beso en la mejilla. Al sentir el beso de Cristina, mi verga dio un respingo y, tratando de disimular, me excusé y me retiré a mi habitación. Tuve la tentación de hacerme una paja monumental para quitarme esa excitación pero decidí no hacerlo. Ya habría oportunidad de desahogarme de otras maneras. Al menos eso esperaba yo en ese momento. El resto de la tarde me lo pasé surfeando en la televisión de mi cuarto. En algún momento aproveché para llamar a la puta de mi mujer que seguía en Nueva York poniéndome el cuerno de lo lindo. Con voz calmada, le pregunté que si los planes seguían igual, a lo que me respondió que sí, no sin antes repetirme con fingida voz, que me extrañaba ...