-
Entre la espada y la pared (4)
Fecha: 13/03/2018, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
A la mañana siguiente me presenté tal como me había ordenado. Una secretaria me llevó hasta el despacho de Luis. Allí Luis volvió a besarme metiendo su lengua mientras su mano sobaba mi sexo sobre el diminuto tanga. - Te he citado aquí porque quiero que me ayudes. Estoy negociando el convenio colectivo con los trabajadores y tu ayuda puede ser decisiva. Me mostré sorprendida pues yo no sabía nada de negocios pero Luis pidió a su secretaria que convocara a los negociadores. En unos minutos se presentaron dos hombres en ropa de trabajo. Nos sentamos los cuatro alrededor de una mesa redonda. Luis comenzó a hablar. - He estado estudiando la forma de reducir la distancia existente entre vuestras peticiones y las posibilidades de la empresa. No es posible aumentar la oferta económica pero he encontrado algo que os puede interesar. Hablando francamente, tradicionalmente el obrero ha querido "joder" al empresario. Pues yo os propongo hacerlo realidad. Os propongo a vosotros dos joder aquí y ahora a Julia viuda de mi socio y copropietaria de la empresa. Esas palabras las terminó de pronunciar mientras sus manos me tapaban la boca con fuerza. Pensároslo, Julia es toda una dama, todavía joven y muy atractiva. Es una posibilidad que no se os volverá a presentar en la vida. Vuestros compañeros aceptarán el acuerdo que les presentéis como han hecho otras veces. Pensároslo. Y levantándose sin soltarme me arrastró hacia un rincón del enorme despacho. Los dos trabajadores se miraban y nos ...
... miraban con una mezcla de incredulidad y sorpresa. Se pusieron a cuchichear entre ellos. - Cállate y estate quieta –dijo sin quitar sus manos de mi boca- Te recuerdo que no estás en condiciones de negarte. No será más que un polvo y nos ahorraremos una buena cantidad de dinero. Así que acepta con la cabeza y te suelto. Sonríeles y tardarán menos. -Lo hice, él tenía razón- Además tiene que ser un buen espectáculo el verte con esos dos. Cuando cesaron sus cuchicheos nos acercamos. Aceptaban la propuesta pero querían un servicio completo. Apreté el brazo de Luis como protesta pero en ese instante Luis les tendía su mano aceptando el acuerdo. Ni ellos ni yo sabíamos cómo empezar. Luis me tomó de la mano levantándome de la silla y haciéndome desfilar frente a ellos como si fuera una modelo. Me susurró que me desvistiera de forma sensual mirándoles a los ojos. Me quedé un instante parada. No sabía qué hacer: mi educación y mi posición me hacían que la idea me repugnara pero estaba en las manos de Luis y no podía negarme. Decidí hacerlo de la mejor manera posible para terminar pronto. Comencé a desabrochar mi elegante blusa. Ambos se removían nerviosos en sus sillas. Dejé caer la blusa sobre mi silla y comencé a bajar la cremallera de la falda. Me giré dándoles la espalda y bajé lentamente la falda hasta los tobillos sin doblar las rodillas. Tuvieron una inmejorable vista de mis nalgas con tan solo las finas líneas del tanga y de mi sexo con el pequeño trozo de tela. Me giré para, de ...