Nombre de ángel: Matías
Fecha: 19/09/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Hetero
Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos
... los labios, con gusto a sal. Su cara era lo más bello que hubiera visto en mi vida. No pensé realmente que aquel papel le diera tanta felicidad. Cierto, jamás le diría las cosas que tuve que hacer para obtenerlo. Una emancipación no es algo menor y siempre implica audiencias, careos, comparendos y otras instancias legales a las que no estaba dispuesto a someterla. Su madre de veras fue un desagrado cuando traté con ella. Nunca podría perdonarle los términos en los que se refirió a su hija. Me dejó también muy en claro que su padre no tenía responsabilidad legal en el cuento. Le pregunté por él y me reveló, llorando, que era un hombre casado y, después de que intentara abusar de Susana, terminó abandonándola, volviendo con su mujer... Jamás podría decirle a Susana que su madre ahora la odiaba, que la culpaba por haber perdido a su hombre... jamás le diría acerca de los sobornos que tuve que pagar para acelerar el proceso... ... Y, aquello que pretendía decirle, aún era demasiado pronto para ello. - Gracias a ti -dije recuperando la presencia-... créeme que lo hice con gusto... y gracias también por el laptop; nunca te lo había dicho, pero lo necesitaba tanto que me estaba desesperando un poco por no poder comprarlo - El mérito no es todo mío: le pregunté a los chicos que es lo que ellos te habían escuchado decir que necesitabas... nunca he sido muy buena para los regalos, pero me alegra que te haya gustado La atraje hacia mí y la abracé, buscando demostrar mi ...
... agradecimiento... Me tomé mi tiempo en soltarla. Lo hice cuando noté que estaba disfrutando demasiado el aroma de su pelo. No estaba bien ni era correcto, no sólo por la diferencia de edad o porque ella fuera menor de edad, sino porque su dependencia de mí la hacía vulnerable, y jamás querría hacerle daño. Me tomó de la mano y me hizo salir a compartir con los pocos vecinos que salieron a saludar. No me apetecía hacerlo realmente, pero ella parecía empecinada en aclarar todos los malos entendidos. Corrigió, eso sí, a todos los que creían que éramos hermanos, explicándoles que todo eso eran habladurías maliciosas de Cristina, aprovechando de recalcarles que no debían dar crédito a todo lo que les dijeran y que, en último caso, debieron preguntarle a ella primero, siendo la supuesta afectada por mis acciones. Fuimos invitados, quizás a modo de disculpa, a varias fiestas familiares donde nos hicieron comer y beber hasta hartarnos. Ya cerca del amanecer enfilamos nuestros pasos a casa. Reconozco que bebí lo suficiente como para simplemente caer muerto en la cama sin apenas quitarme los zapatos. A la mañana siguiente no me despertó el olor a desayuno, como solía ser la tónica, sino un tierno beso en la mejilla. Abrí los ojos un tanto asustado y vi a Susana, arrellanada cómodamente sobre mi hombro, murmurando algo acerca de lo bien que lo había pasado anoche. Me tomó un par de segundos hacer la asociación. Levanté la ropa de cama y pude verla allí, perfectamente desnuda, salvo por sus bragas... yo ...