1. Nombre de ángel: Matías


    Fecha: 19/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Hetero Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos

    ... tanto que me sorprendió que no le diera su apellido... ni siquiera siguió insistiendo con que nos volviéramos pareja. El beso prometido a Susana me lo cobró la noche de su cumpleaños, cuando mi madre ya se había ido a acostar. Pusimos música -sin hacer demasiado ruido- y bailamos y conversamos largo y tendido. Aquella noche le dije muchas cosas; alguna de ellas llegó a causarme dolor con el paso del tiempo, pero jamás me arrepentí. Fueron horas hermosas, mágicas inclusive. Me había incluso olvidado acerca de mi promesa cuando ella se cobró de mis palabras. Me había abrazado por la cintura y yo había hecho lo propio. hacía horas que no hacía sino gozar de su figura y su mirada, cuando acercó sus labios a los míos. Decidida, sin asomo de duda, un asalto total de su parte hacia mí. Seguimos besándonos en la penumbra al ritmo de la música, juraría que por horas. Claramente había preparado el ambiente con cuidado para que no sobrepasara el momento... ... Creo que, más que besarnos, esa noche hicimos el amor con ropa al ritmo de la música. Al día siguiente, me saludó como si nada hubiera pasado la noche anterior... ni siquiera hubo un cruce de miradas que nos delatara ante mi madre (quien, por cierto, acabó quedándose con nosotros hasta el 10 de enero). Debo confesar que incluso me sentí un poco abandonado por mis mujeres; durante todo ese tiempo se dedicaron a pasear juntas y a conversar extensamente. Mamá terminó de congraciarse con Susana el día de su despedida, cuando pude ...
    ... escuchar que le decía en privado que no se oponía a que entre nosotros pasara algo. Susana, sin embargo, le dijo que era tema zanjado entre nosotros hacía ya un tiempo y que yo le había dejado en claro que no pasaría nada hasta que ella no fuera mayor de edad. Interrumpí la conversación cuando mi madre comenzó a informarla de algunos de mis "puntos débiles", apresurándola con la excusa de que "el tren no tardaba en salir". Se despidió de Susana con dos besos y un "adiós, Susana, hija". Yo la acompañe a la estación. No hizo sino darme consejos durante el viaje, recordándome que me visitaría al menos un par de veces durante el año, quizás de sorpresa. Sonreí simplemente y le di un gran beso al despedirnos, agradeciéndole por todo. Me miró sin comprender claramente a que me refería, pero me dijo que hablaría con la madre de Susana para intentar arreglar las cosas. Se lo prohibí terminantemente en todos los tonos. Sabía que no iba a sacarle la idea de la cabeza, pero al menos el riesgo de que me enfadara en serio con ella demoraría las cosas. El resto del año fue lo que esperaba. Entre mi trabajo y el de Susana, sus estudios, el taller y otras preocupaciones nos quedó bastante poco tiempo para nosotros. Las vacaciones de verano las pasamos en casa, agradeciendo la oportunidad de dormir a pata suelta, incluso considerando la semana que mamá vino a visitarnos. Hubiera querido tener el dinero como para ir a la playa, pero preferí invertir las ganancias del año en comenzar a habilitar un ...
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